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Las tendencias demográficas

El gran desafío poblacional

El envejecimiento y la merma de habitantes, aunque atenuarán la presión del paro y pueden generar oportunidades de actividad, constituyen el principal reto para la región

El gran desafío poblacional

Las proyecciones de la oficina estadística europea (Eurostat) que sitúan a Asturias como la séptima región de las 273 europeas con la peor tasa de dependencia en 2050 (prevé que haya 80,2 asturianos mayores de 65 años por cada 100 entre 15 y 64 años), un desequilibrio sólo superado en España por Castilla y León, consolida las inquietantes previsiones demográficas de otros centros de estudios sobre Asturias y el conjunto del noroeste ibérico, y avala que los indicadores actuales (acusado envejecimiento poblacional, baja natalidad, la menor tasa de actividad del país y el mayor déficit regional en el sistema público de pensiones, entre otros) determinan una tendencia que persistirá, salvo factores imprevistos, en los próximos decenios.

En puertas de la posible negociación de un nuevo sistema de financiación autonómica en España, las proyecciones demográficas a 34 años vista que acaba de hacer Eurostat sitúan a Asturias y al resto del área noroeste en una posición vulnerable en la medida en que otras comunidades más dinámicas, con hábitats menos dispersos y pirámides de edad menos envejecidas propendan a demandar -como cabe esperar que hagan- una financiación más cercana al concepto estricto de recursos por habitante, diluyendo los aspectos cualitativos que ponderan factores desfavorables y dificultades intrínsecas de algunos territorios (orografía, dispersión, insularidad, posición periférica y envejecimiento) en el concepto corrector denominado población ajustada.

Las regiones más dinámicas, algunas de ellas infrafinanciadas en términos "per capita" puros, alegan el principio de discriminación y esgrimen el crecimiento demográfico y las necesidades crecientes de prestación de servicios a una población al alza para demandar una revisión de los recursos que reciben.

En la medida en que los costes sanitarios se disparan en el tramo final de la vida de las personas, la presión del envejecimiento sobre las cuentas públicas del Principado será creciente. Asturias ya es la tercera región con mayor gasto farmacéutico, y la sanidad y los servicios sociales representan el 48% del presupuesto del Principado. La sanidad equivale al 38% del gasto público de la comunidad. Un endurecimiento de las condiciones de financiación autonómica (y Asturias ha sido hasta ahora una región favorecida) agudizaría las tensiones cuando las proyecciones hasta 2050 apuntan a que se intensificará el envejecimiento y que el censo se reducirá el 15%: Eurostat cree que Asturias bajará de los 1.040.681 habitantes actuales a 886.014 a mediados de esta centuria.

Éste es sólo uno de los perjuicios de la caída demográfica y del aumento de la tasa de dependencia, que tienen consecuencias negativas sobre la marcha general de la economía, del PIB y de los ingresos tributarios, y por ello en el sostenimiento de los servicios públicos básicos y las inversiones regionales. Además del efecto directo, hay otros inducidos como consecuencia de la pérdida de dinamismo, reducción del emprendimiento, merma del potencial de crecimiento y empeoramiento de la competitividad ligados al envejecimiento.

La situación demográfica asturiana constituye por estas y otras razones (económicas y sociales) el mayor reto y el problema más acuciante de la comunidad, en opinión de algunos analistas, caso del director de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI), Ramiro Lomba, quien alertó de ello en los últimos años en diversas intervenciones. Lomba volvió a hacerlo el pasado noviembre, en una exposición específica sobre esta cuestión en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA).

A juicio de Lomba, la caída demográfica, el envejecimiento poblacional y la elevación de la tasa de dependencia plantea "muchos desafíos y alguna oportunidad". Entre las opciones en las que Asturias podría hallar ventajas en lo que de suyo es una tendencia negativa figura la previsión de que se alivie el paro (en los próximos cinco año habrá 7.000 asturianos para reemplazar a los 15.000 que se jubilen) pero esto también entraña un desafío para las empresas, que sólo podrán subsanarlo con inmigración.

El peso de la población mayor de 65 años con pensiones apreciables (Asturias tiene la segunda pensión media más alta del país) es otra oportunidad de desarrollo de actividades económicas porque es una población que demanda ocio, cultura, consumo y servicios privados además de públicos. Pero esta apuesta está condicionada por las limitaciones de las expectativas de vida y por las dudas sobre la sostenibilidad del sistema público de pensiones en las cuantías actuales. Y Asturias es la región con mayor déficit en pensiones (diferencia entre prestaciones y cotizaciones).

La natalidad empezó a recuperarse en Asturias en 1998 pero la tasa de nacimientos sigue siendo inferior a la mortalidad. Según SADEI, en 2014 hubo 6.600 nacimientos y 12.812 defunciones, con lo que el saldo vegetativo fue negativo en 6.212 personas. Esta pérdida de población se atenuó hasta 2010 con el saldo migratorio: la diferencia entre inmigrantes y emigrantes fue positiva para Asturias incluso en los primeros años de la crisis. Pero desde 2012 (y al igual que ocurre en el conjunto de España respecto al extranjero) los que se van de Asturias son más de los que llegan: en 2014 Asturias perdió otros 4.000 habitantes por esta vía, sobre todo por el retorno de inmigrantes a sus lugares de origen.

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