Comprar un coche a plazos puede salir caro, pese a las suculentas ofertas y rebajas de precio que ofrecen las financieras de las marcas automovilísticas y que pueden resultar "engañosas". Así lo advierten las organizaciones de consumidores, que recomiendan tirar de calculadora para comprobar si, al final, entre comisiones de apertura, intereses y seguros, la operación sale rentable o, como denuncian, en muchos casos se acaba pagando de más por el turismo. "No es infrecuente que el precio que se oferta al principio no se correspondan con el final", critica Dacio Alonso, presidente de la Unión de Consumidores de Asturias.
Para atraer compradores, las financieras de las marcas de coches suelen ofrecer descuentos de hasta 1.500 euros en comparación a si se paga el vehículo a tocateja. Esta agresiva estrategia comercial y los estrictos objetivos que las marcas imponen a los concesionarios han llevado a que el 80% de las operaciones para comprar un coche se hagan por este método de financiación.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) llevó a cabo hace unas semanas una investigación para comprobar de primera mano cómo funcionan estas ofertas. En un comunicado reconoce que en su indagación se encontraron con bastante "opacidad". "Un 96% de los comerciales ofrecieron la opción de financiar sin que el cliente la planteara, y de ellos, el 30% lo hizo de una forma insistente, subrayando supuestas ventajas como una mayor comodidad en el pago, disponibilidad de un seguro asociado, ampliación de las garantías, la inclusión del mantenimiento y las revisiones, gestión de las multas y, sobre todo, un notable descuento en el precio del vehículo", asegura. Pero no es oro todo lo que reluce. "Financiar no suele ser una buena opción, salvo en casos puntuales. Los descuentos pueden salir caros", asegura esta organización. Así, con los intereses, explican desde un concesionario regional, un coche cuyo precio es de 15.000 euros puede acabar costando cerca de 18.000.
La patronal nacional del sector, Faconauto, asegura que muchos concesionarios están encorsetados y se ven obligados a trabajar con las financieras de las marcas de coches que venden, cuando en el mercado, especialmente en el bancario, suele haber opciones mucho mejores para los consumidores. Sin embargo, las marcas establecen a los comerciales unos estrictos objetivos a cumplir antes de que acabe el año y que la mayoría de las operaciones estén financiadas. El propósito de muchos concesionarios es el de conseguir fidelizar a los compradores, aseguran desde Faconauto. Es ahí donde está el negocio. Según esta patronal, la compra de un turismo sólo deja en las cuentas del concesionario unos 300 euros por vehículo, pero lo que realmente da beneficios es el uso de otros servicios como el del taller. Los precios de los coches no están subiendo, señala la organización, lo que está provocando que la rentabilidad de los concesionarios vaya a la baja.
La OCU alerta que, de puertas hacia adentro, en los concesionarios hay bastante "opacidad" cuando se pregunta por las condiciones de sus financieras. "La explicación informal provoca inconsistencias, sesgos y errores que impiden comprar en igualdad de condiciones", señala la organización. Y agrega: "El supuesto descuento por financiar se acabará pagando con creces en la mayor parte de los casos en forma de intereses".
