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La guerra del agua filtrada

Las envasadoras denuncian la comercialización irregular en restaurantes de botellas de líquido captado del grifo y tratado para suprimir el sabor a cloro

Irene Zafra.

Algunas aguas embotelladas que se sirven en restaurantes asturianos no son lo que parecen. La Asociación Nacional de Empresas de Agua de Bebida Envasada (Aneabe) ha denunciado que en ciertos establecimientos de la región se despacha agua en bonitas botellas de cristal reutilizable que, asegura la organización patronal, proviene del grifo. En principio, la práctica es legal. El problema es que puede llamar a la confusión de los clientes, que tienden a pensar que es mineral, y, generalmente, se les cobra como si lo fuera. Pero nada más lejos de la realidad. Este sistema de filtrado y embotellado comenzó a detectarse en establecimientos asturianos desde el pasado verano, según Aneabe.

Tal es la preocupación ante el crecimiento de esta práctica que la presidenta de la citada patronal, Irene Zafra, mantuvo ayer una reunión con Otea, la organización que agrupa a las empresas hosteleras y hoteleras asturianas, para informar de las consecuencias que puede tener una mala manipulación del agua. El método utilizado es sencillo: los restaurantes usan unas máquinas de filtrado para eliminar el cloro, que, explica Zafra, es lo que da mal sabor; uno de los trabajadores realiza directamente el embotellado, generalmente poniendo un simple tapón y sin utilizar ningún tipo de precinto. Un método fácil, rápido y lucrativo, ya que la factura de cada botella puede ascender a unos dos euros y medio. Este sistema se da con mayor frecuencia en restaurantes modernos y de nuevas tendencias, que suelen estar decorados con una estética que evoca otras épocas, lo que se conoce como "vintages", según Aneabe

La asociación asegura que de esta práctica emanan dos problemas. Por un lado, "el consumidor debería saber lo que está bebiendo, pero cuando se le sirve un envase de cristal cerrado y con un tapón, lo primero que se tiende a pensar es que se trata de un agua mineral; nadie sospecha que es del grifo y que está filtrada por el propio establecimiento", destaca Irene Zafra. Falta, por ejemplo, una etiqueta que advierta de la procedencia de la bebida y de su composición, algo que exige tanto la legislación nacional como la europea.

Por otro lado, la patronal sostiene que esta práctica puede suponer un peligro para los consumidores. "El agua del grifo es un servicio público, pero lo que hacen estas máquinas de filtrado es cambiar su composición, alterándola; seguro que el líquido está bien y se puede consumir, pero si el envasado no se hace en unas condiciones de total asepsia hay unos riesgos", resalta Irene Zafra.

Al final, casi sin saberlo, los restaurantes se convierten también en una empresa envasadora de agua, con todas las obligaciones legales y los requisitos medioambientales que esto pueda conllevar. "Los envases deben ser desinfectados y las botellas tienen que estar bien etiquetadas", critica Zafra.

Este sistema comenzó a popularizarse en muchos restaurantes españoles hace menos de un año, aunque en Asturias la moda llegó con algo de retraso. Este último verano se han detectado varios casos. "Nosotros lo que queremos es que los restauradores conozcan la legislación y que se avise a los consumidores de lo que van a tomar", alerta Zafra. Muchos desconocen, añade la directiva de la patronal, que si hay algún problema con el agua el restaurante, como embotellador, se convierte en responsable de lo que pueda pasar. La legislación incluye varias sanciones en casos de problemas con el envasado o en la higiene durante la manipulación del líquido.

Las etiquetas de estos envases ya filtrados deberían especificar literalmente que se trata de "agua del abastecimiento público preparada", pero en lugar de eso los restaurantes, denuncian las empresas envasadoras, suelen utilizar eufemismos del tipo "agua recién hecha" o "agua de proximidad".

La asociación asegura que esta práctica es cada vez más extendida en los establecimientos de comida de España. La provincia de Girona, famosa por sus restaurantes de alta cocina, y la comunidad de Galicia son dos de los territorios donde Aneabe asegura que este sistema se está utilizando más intensamente.

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