Arcelor-Mittal paró ayer toda actividad en el horno alto "A" de Gijón para iniciar las obras de sustitución del sistema de refrigeración. Es una tarea delicada que debe realizarse con suma precisión para no dañar la estructura de esta instalación, corazón de la industria siderúrgica asturiana. Su gemelo, el horno alto "B", parará también desde el día 14 de noviembre para someterse a la misma operación de mejora.

La actividad en el horno "A" se detuvo totalmente a las dos de la madrugada de ayer. Las operaciones se realizan aprovechando que la ampliación de la acería de Avilés obligan a recortar la producción durante los próximos dos meses y medio. En los trabajos del horno intervienen unos 350 obreros de 16 subcontratas.

En la tarde de ayer, esos trabajadores comenzaron con las tareas preliminares para vaciar el interior del horno y, posteriormente, enfriarlo. Se hizo mediante una técnica de sangrado del interior que en el lenguaje siderúrgico se conoce con el nombre de "salamandra". Estos trabajos durarán entre cinco y seis días, según explicaron desde la compañía. Una vez desocupado el horno se cambiaran tres filas del sistema de refrigeración de esta instalación, lo que se conoce como "staves", una de las partes que más desgaste sufre por culpa del uso. Se trata de unas piezas con forma rectangular, fabricadas a base de cemento y que miden un metro y medio de ancho por otro metro de largo. En su interior hay varios tubos de cobre por los que circula el agua que ayuda a la refrigeración.

Una vez cambiadas todas estas piezas, llega otra de las partes más delicadas de la operación, la de poner de nuevo en marcha el horno. Esto se realizará con la ayuda de una lanza que, a través del crisol, inyectará oxigeno y propano para propiciar el encendido del material que previamente se haya depositado en el interior del horno y que la producción vuelva a la normalidad.

La previsión que maneja la multinacional es que el día 30 de este mismo mes las obras estén ya finalizadas y el horno esté produciendo. Justamente dos semanas más tarde parará el "B", para que los operarios repliquen paso a paso la misma operación. La compañía estima que para el próximo día 10 de diciembre podría estar también en funcionamiento.

Mientras tanto, se están llevando a cabo las obras de ampliación de la acería de Avilés, que comenzaron el pasado fin de semana. Los trabajos, en los que participan unos 550 trabajadores, arrancaron con la sustitución de una de las máquinas de colada continua por una con un molde vertical, lo que permitirá fabricar acero de forma más rápida y con una mayor calidad. Estos días también se ha empezado a trabajar en la reforma de uno de los convertidores.

Los sindicatos resaltaron ayer que los trabajos marchan a buen ritmo y destacaron la gran coordinación entre los diferentes equipos de trabajo que están involucrados en la mejora de la acería, una instalción clave para la productividad del resto de talleres.