La compañía cántabra Sniace, cuyo segundo mayor accionista es la ingeniería gijonesa TSK (posee el 9,9%), reanudó su actividad fabril en su planta Torrelavega, con la reactivación de sus procesos productivos de celulosa y de energía.

La compañía, que atravesó por una crisis que hizo temer por su continuidad, ha reemprendido su proceso fabril con 60 trabajadores, que prevé ampliar en el futuro, y tres turnos. La factoría llegó a dar trabajo a más de 500 personas antes de que hace tres años se viera forzada al cierre y a un expediente de empleo.

La compañía superó la crisis tras una ampliación de capital, ajustes de plantilla y un pacto con los acreedores para reestructurar y reordenar la deuda, que sumaba 279 millones cuando se produjo el proceso concursal y sobre la que se pactó una quita del 50% con los acreedores, además de la aprobación de créditos participativos.

La empresa, que estuvo suspendida de cotización bursátil entre septiembre de 2013 y el pasado 22 de marzo, dedicó los últimos meses a la tramitación de los permisos de reapertura, la formación del personal, la ejecución de los trabajos de mantenimiento y de puesta a punto de las instalaciones, y al periodo de operaciones en prueba.