La plantilla de Arcelor-Mittal está harta de hacer tantas horas extra, según los sindicatos, que mañana plantearán a la dirección de la multinacional, en el inicio de la negociación del convenio colectivo en las plantas asturianas, que en lugar de alargar la jornada de sus trabajadores se refuercen las plantillas de algunos talleres. La "escalada" de trabajos extraordinarios tiene estos números: hasta agosto, en la factoría de Gijón se habían hecho 50.000 horas extra, mientras que en Avilés se acumulaban 104.000 hasta septiembre. El total, superior a las 150.000 entre ambas factorías, va acercándose a las doscientas mil que se acumularon el año pasado y por las que la siderúrgica fue sancionada por la Inspección de Trabajo.

Las centrales aseguran que el problema está muy focalizado. Es un pequeño grupo de trabajadores (unos trescientos, según los cálculos sindicales) el que sufre estas prolongaciones de jornada, aquéllos que están más ligados a las tareas de mantenimiento. "Había algún empleado que el año pasado llegó a sumar más de 1.500 horas extra, tantas como las de su jornada laboral normal", criticaba ayer un sindicalista.

El problema lleva tiempo sobre la mesa, pero últimamente se ha agravado. Haciendo números, los sindicatos aseguran que unas 200.000 horas extra (las que se hicieron el año pasado entre todos los talleres) equivalen a la contratación de 120 nuevos empleados. "Son unas cifras que no se pueden permitir en una comarca con un paro tan elevado como es Avilés", remarcó el portavoz de CC OO, José Manuel Castro.

La queja sindical contra los aumentos de jornada es unánime. "Las horas extra que se están haciendo son una barbaridad", señaló el representante de UGT, Iñaki Malda. Mientras que Segismundo Lorenzana, de USO, apuntó: "Vamos a pedir que se cumplan con los compromisos de empleo para los talleres".

El de las horas extra no será el único problema que puede tensionar la reunión de mañana, un encuentro que, a priori, se preveía plácido, ya que en el nuevo convenio se aplicarán de forma automática las medidas pactadas en febrero en el Acuerdo Marco que, firmado entre la empresa y los sindicatos en Madrid para el conjunto de las plantas españolas, puso fin a varios años de recortes salariales. También tendrá protagonismo el incipiente conflicto del tren de carril. La asamblea de trabajadores de esta instalación acaba de aprobar el inicio de paros en protesta por la forma en que se realizan las evaluaciones del personal para los ascensos o la conversión de contratos temporales en indefinidos.

La plantilla sostiene que los criterios que utiliza la empresa son "totalmente subjetivos". La protesta arrancará el día 2 de noviembre con paros de dos horas en cada turno de trabajo: de nueve a once en el de la mañana; de cinco a siete en el de la tarde y de una de la madruga a tres en el de la noche. La convocatoria tiene carácter indefinido.

No es la primera vez que hay problemas en este mismo taller. En abril ya se produjo una movilización semejante en protesta por la supresión de uno de los turnos de trabajo. Arcelor amenazó entonces con retirar las inversiones que tenía previsto realizar en la región si la huelga continuaba.

Por otra parte, en una reunión del comité restringido en Luxemburgo, la empresa transmitió a los sindicatos que los resultados de las plantas europeas estaban siendo muy buenos. En el encuentro, la dirección afirmó que las medidas "antidumping" que ha tomado la Unión Europea para proteger a la industria frente al acero barato chino están surtiendo efecto. En las últimas fechas, la dirección de Arcelor y las de otros 57 productores enviaron una carta a la Comisión Europea solicitando mayor contundencia. La competencia asiática, contabilizó la siderúrgica, ha provocado la pérdida de 15.000 empleos en Europa.