Frente a la crisis, reinventarse y adaptarse; frente a la competencia, estar atentos a las novedades, y ante los nuevos tiempos, mirar a la exportación porque -ya se sabe- el mercado es el mundo.

Dos empresas de larga tradición familiar y apoyadas en los recursos naturales de la región, y una empresa recién nacida, cuya actividad se centra en la investigación aplicada y en las nuevas tecnologías.

Ignacio Ventura González, director comercial de Conservas Costera; Pedro Martínez García, director general del Grupo Siero; y Daniel Pando Rodríguez, director y cofundador de Nanovex Biotechnologies, abrieron ayer la tercera edición del ciclo "La Asturias que funciona", que se desarrollará hasta el 2 de noviembre, organizada por el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA y por la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo .

Un foro para explicar las buenas ideas y estrategias y para apuntar debilidades. Pedro Martínez se refirió a una: la dificultad para entenderse con la Administración asturiana. "En Asturias hay unas buenísimas condiciones para la madera que ya las quisieran los suecos, pero aquí para cortar un monte hay que pasar por ocho ventanillas. La burocracia es tremenda y la Administración es de llorar. El bosque está abandonado".

Ignacio Ventura reivindicó la conserva de alta calidad y explicó las razones de permanencia de una empresa que va para 90 años. "Nunca tuvimos grandes cambios de estrategia, pero nos hemos adaptado a las circunstancias. Es importante diversificar clientes, consolidar carteras, y mucha dedicación y trabajo".

David Pando y su socia en Nanovex Biotechnologies están excelentemente bien formados y sabían que tenían una buena idea empresarial. "Pero para una empresa como la nuestra hace falta una inversión alta, 150.000 euros para arrancar, que no teníamos. Encontramos al aliado perfecto, Química del Nalón, porque un buen socio no es el que solo aporta dinero, sino el que además empuja en favor del proyecto".

Son cinco trabajadores "pero podríamos ser quince". Y unos perfiles laborales de formación sólida. "En España somos los campeones mundiales de fuga de cerebros. Estamos rodeados de gente brillante... y en el paro. Ese es el gran problema del país".

Pedro Martínez (Grupo Siero) asegura que "vivimos de la exportación. Si miro a mi empresa diez atrás, no la conozco". La marca asturiana, líder de madera de castaño en el mercado europeo, encontró fuera la compensación a la merma del negocio por la crisis de la construcción. "Un 40% de la producción va para fuera de España, hemos vendido madera hasta en la Polinesia francesa", afirma.

Ignacio Ventura analizó un sector, el de las conservas, víctima en Asturias de "la atomización porque había mucha conservera pero casi todas muy pequeñas. Asturias quedó en tierra de nadie en beneficio de Galicia y el País Vasco". Su empresa familiar, Conservas Costera, supo capear la crisis "conteniendo precios y bajando márgenes", innovando con algún producto "como el del bonito sin sal" que muchos copiaron, y abriéndose igualmente a la exportación "aunque es un proceso lento. Exportamos a seis países y puede que entremos en el mercado japonés".

Entrar en los círculos de las grandes cadenas de distribución se hace -asegura Ventura- complicado por las condiciones impuestas. ¿Y las marcas blancas? "Es una línea de negocio peligrosa" para las empresas pequeñas "por el riesgo de centrarse en muy pocos clientes".

Las tres referencias empresariales que ayer se dieron cita en el Club Prensa Asturiana basan su fortaleza en los recursos de la tierra donde se asientan.

La madera, en el caso del Grupo Siero (65 trabajadores y unos 13 millones anuales de facturación): "Tenemos un castaño que es de las mejores maderas del mundo. Cuando salimos a otros países se nos quitan los complejos", cuenta Pedro Martínez por experiencia propia.

La materia prima del mar, en el caso de Conservas Costera. "Trabajamos con productos del Cantábrico". Con ellos facturan en torno a entre 1,5 y 2 millones de euros anuales, con una plantilla variable, según estación, entre 14 y 25 personas.

La materia prima asturiana de Nanovex es el infinito talento que genera (y desaprovecha) esta región. Nanovex nace en la Universidad, con el catedrático de Química Analítica Agustín Costa como padrino, y en un sector en el que Asturias tiene mucho que decir. "Nos estamos centrando al 90% en temas médicos. Vivimos una época en la que es posible detectar un infarto o cualquier enfermedad con una gota de sangre y en unos segundos", señala Daniel Pando. Nanovex ya factura, con ventas -todo online- en países de Europa, América y Asia. "En realidad las empresas nacen internacionales ya".

Por eso los idiomas son fundamentales. "Sin el Inglés no vas a ningún lado", dice Daniel Pando, y menos en su sector de investigación. "Cualquier empresa que se precie debe saber que la competencia no está en su ciudad o en su país. La competencia es el mundo", añade Pedro Martínez.

Y en ese mercado global y muy móvil, a veces también muy volátil, es preciso estar muy al día. Asegura Ignacio Ventura que "es muy bueno ver lo que hacen los demás... el efecto Ikea y otras circunstancias hicieron desaparecer la industria del mueble macizo en España" -explica Martínez-. "Así que hubo que reconvertirse". En esa capacidad de reconversión está el futuro. De aquellas ganas de avanzar surgieron en 1980 las primeras exportaciones de castaño asturiano de Maderas Siero a Portugal. "Nadie exportaba, Ensidesa y muy poco más. Había que pedir autorización a Madrid para hacer una operación comercial".

El catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Oviedo y coordinador del máster de Logística Internacional, José Manuel Montes, que fue el moderador, se centró en dos conceptos, "innovación e internacionalización", que tienen que ver "con los nuevos empleos" asociados a los nuevos tiempos. Montes se refirió a la necesidad de "adaptación y atención al mercado", y en las posibilidades que ofrece "el apoyarse en los recursos naturales de la región".