El grupo constructor y de servicios Essentium, perteneciente a la familia asturiana Monje Tuñón (de origen mierense) y presidido por Susana Monje, también vicepresidenta económica del F. C. Barcelona, atraviesa dificultades que se han agravado últimamente. Essentium lleva varios meses sin pagar a parte de sus empleados, que han emprendido diversas movilizaciones, y arrastra deudas con los bancos por valor de 125 millones, según algunas fuentes, así como pagos pendientes a la Seguridad Social.

La plantilla de la firma está formada por 120 trabajadores. Según ha informado "El Confidencial", inspectores de Trabajo y la Seguridad Social acudieron hace unas semanas a la sede de una filial de Essentium (Método de Construcción Habitacional, MCH), en Toledo, para reclamar una deuda de 700.000 euros. Unos días antes también habían realizado una visita a la sede del grupo en la localidad madrileña de Villaviciosa de Odón, para intentar ejecutar la deuda de otra filial, Assignia (antes llamada Constructora Hispánica). Se trata de una empresa que fue comprada por la familia Monje en 2010 después de que la compañía se viera implicada en la trama de Gürtel. Su exgerente, José de la Mata, ha reconocido ante el juez que realizó donaciones para la campaña electoral del PP en los comicios de 2003. La Fiscalía Anticorrupción le acusa de haber entregado 1,3 millones a cambio de adjudicaciones de contratos públicos entre 2003 y 2007.

El grupo constructor está asediado por las deudas, ya que también los ayuntamientos de Barcelona y el de Arganda del Rey (en Madrid) le vienen reclamando diversas facturas. Y ya ha perdido varias sentencias en los juzgados de un grupo de empleados que les reclaman el abono de los salarios que les adeudan.

Assignia ha reconocido a algún medio digital esa acumulación de deudas, pero también aseguró que ya ha pactado con la Seguridad Social el pago de dos millones.

Con este escenario, los trabajadores afectados han realizado varias movilizaciones en Madrid. En concreto, el 19 de octubre llevaron a cabo una concentración en la Puerta del Sol de Madrid, y el pasado martes se echaron también a la calle para exigir el pago de los salarios.