El abogado jiennense Diego Galiano Bellón es el presidente del Consejo General de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de España y está convencido de la recuperación del sector que fue clave para la economía española durante los años de bonanza. Galiano participó esta semana en los actos del 65.º aniversario del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Asturias.
-¿El sector inmobiliario sale de la uvi?
-Empieza a dar síntomas de estabilización. Venimos de ocho años de resaca ya que la década pasada hubo una gran fiesta inmobiliaria que terminó con el pinchazo de la burbuja. En 2015 y 2016 se ha iniciado la recuperación de las compraventas, que viene de la mano de la recuperación económica. Hay demandantes y es un momento idóneo para comprar porque los precios están muy ajustados, los tipos de interés están en mínimos, hay financiación y los bancos están compitiendo ya para atraer clientes.
-¿Ocurre lo mismo en todo el país?
-La evolución no es homogénea. La zona de la costa tiene un dinamismo económico e inmobiliario alto, lo mismo que capitales como Madrid, Sevilla y Zaragoza. Pero luego están las ciudades de interior, donde la recuperación es más lenta.
-¿Y en Asturias?
-En general, las zonas costeras van a una velocidad mayor.
-¿La bajada de precios ha finalizado?
-En determinadas ciudades y barrios los precios incluso repuntan. Pero son casos puntuales. El ajuste ha sido de un 30% entre 2007 y 2016, según los registradores de la propiedad. Durante esta crisis se ha ido creando una bolsa dormida de gente joven que tenía necesidad de vivienda, pero que por la situación económica no podían comprar o no conseguían financiación. Esto ha provocado que durante estos años creciera con fuerza el alquiler. La burbuja inmobiliaria se creó porque ya se construía en zonas donde no había necesidad.
-Pero la construcción repunta.
-Ahora tira del carro inmobiliario la vivienda usada. Pero me consta que en el norte de Madrid ya se está volviendo a construir porque hay necesidad. Todo con la cautela que no se tuvo en su momento.
-¿Aún hay muchos propietarios que se niegan a bajar los precios?
-La gente valora los inmuebles por su aspecto sentimental. Pero durante estos años el mercado ha cambiado, se ha pasado de que el vendedor sea el que lleve la sartén por el mango a que sean los compradores los que hagan las propuestas. En el 99% de los casos los precios se negocian.
-¿Necesita una mayor regulación su sector?
-Cualquier persona sin ningún requisito ni titulación puede vender pisos u oficinas. Al albur del dinero fácil llegaron muchos operadores, pero la crisis ha supuesto que muchas de estas personas se hayan ido del negocio. Ahora que el ciclo cambia están volviendo a abrirse inmobiliarias, y ha llegado el momento de un gran pacto por la vivienda, en el que se regule la actividad de los agentes inmobiliarios, que se delimite quién puede operar, que se establezcan los requisitos que se deben cumplir y hacer un registro de profesionales. El mercado necesita seguridad y transparencia.
-¿Les ha hecho mucha competencia la banca?
-Durante la crisis ha sido una competencia feroz, pero legítima. Aunque su papel principal debe ser el de dar financiación y no el inmobiliario. Lo que pasó es que a lo largo de estos años sólo financiaban sus inmuebles. Ahora el escenario está cambiando.
-¿Repuntan el alquiler?
-Es un mercado alcista, en expansión y conviene que sea así. Ha pasado de suponer el 7 por ciento del sector inmobiliario a un 20%. Y es compatible con la compraventa. Es un régimen que da acceso a la vivienda a los jóvenes y es una manera muy digna de vivir y permite la movilidad laboral. El alquiler se ha expandido mucho porque los jóvenes ahora tienen miedo a hipotecarse.
