El Banco Central Europeo, a través de su programa de compra de deuda, seguirá inyectando ingentes cantidades de dinero a las arterias del sistema económico europeo para intentar hacerlo reaccionar y ayudarlo a salir del letargo de la crisis. El presidente de la entidad, Mario Draghi, se comprometió ayer a extender estas compras hasta diciembre, nueve meses más de lo previsto inicialmente. Serán 540.000 millones adiciones.

El banquero italiano precisó que, desde abril, se irá reduciendo la dosis de estímulo monetario a 60.000 millones mensuales (frente a los 80.000 actuales). Si no hay cambios, desde que comenzó este programa de compras (en marzo de 2015) hasta diciembre del año que viene el BCE habrá inyectado más de 2,2 billones de euros, el doble del PIB de España. El presidente de la entidad también dejó la puerta abierta a que las adquisiciones puedan seguir más allá de 2017.

En concreto, el regulador aseguró que "desde abril las compras se realizarán a un ritmo de 60.000 millones hasta diciembre o más allá si fuera necesario y, en cualquier caso hasta que se aprecie un ajuste sostenido de la senda de inflación". Si de aquí a allá las perspectivas empeoran, Draghi prometió incrementar el programa "tanto en volumen como en duración". El BCE transmitió así su determinación de continuar con los estímulos no convencionales en un clima global marcado por las incertidumbres políticas y financieras ("Brexit", dificultades de la banca italiana, elección de Trump en EE UU). El eurobanco mantuvo también sus pronósticos de crecimiento (del 1,7% para este año) y de inflación de la zona euro (del 0,2%).

La mayor parte de los analistas preveían que el BCE prolongaría los estímulos seis meses, pero mantendría la cantidad. Al final, la entidad ha optado por un periodo más largo, pero ajustando las cantidades, una decisión para templar la oposición de los miembros más ortodoxos del Consejo de Gobierno, caso de los gobernadores del banco central alemán y de otros afines.

Los inversores aplaudieron ayer en los mercados la decisión del BCE. El Ibex-35, el principal selectivo de la Bolsa española, cerró la sesión con un repunte del 2,06%, el mayor entre los grandes parqués europeos. También hubo parabienes desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), que valoró muy positivamente la decisión de la entidad europea.