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Asturias perdió el 24% de su red de oficinas bancarias desde el comienzo de la crisis

En España se cerraron el 36% de las sucursales Sólo doce provincias sufrieron recortes menos intensos que el Principado

Asturias perdió el 24% de su red de oficinas bancarias desde el comienzo de la crisis

Asturias perdió casi la cuarta parte (el 24%) de sus oficinas bancarias desde que estalló la crisis en 2008. Aunque la cifra es contundente, la región ha sufrido uno de los menores ajustes de España.

En el conjunto del país los cierres afectaron hasta septiembre (último dato divulgado por el Banco de España) al 36% de la red. De las 50 provincias españolas, 39 han soportado una mayor intensidad de cierres de oficinas bancarias que Asturias. Sólo en 12 fue más liviano. El récord lo tiene la provincia de Barcelona, donde se ha clausurado casi la mitad (el 49,36%) de todas sus agencias bancarias, seguida por Huelva (46,93%). En 30 de las 50 provincias, el recorte ha sido superior a un tercio de la red.

Al cabo de ocho años del colapso bancario y financiero internacional de septiembre de 2008 y del pinchazo de las burbujas crediticia e inmobiliaria españolas, Asturias es la décima provincia con más sucursales en cifras absolutas (743), superada por Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Sevilla, Málaga, Islas Baleares, Murcia y Vizcaya, y concentra el 2,52% de las agencias bancarias que perviven en España. Esta proporción es cuatro décimas superior al peso de Asturias en la economía española.

Los recientes anuncios de nuevas reducciones en 2017 de sus redes comerciales por parte de Banco Popular, Sabadell, BBVA..., y que se suman a los de otras entidades, evidencia que aunque España ha reducido el número de sus oficinas a la menor cifra desde fines de 1982 (hace 34 años), el ajuste está inacabado. Esto confirma las declaraciones del presidente de la patronal bancaria española (CEOE), José María Roldán, quien aseguró en junio que "hay margen para más recortes", y las del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, quien sostuvo en septiembre que "en la eurozona sobran bancos". España, que protagonizó en los años de la euforia (1998-2008) una de las mayores burbujas crediticias y de endeudamiento privado de Europa (lo que hipertrofió al sector bancario), ha realizado desde 2008 el mayor ajuste de Europa: la mitad de las oficinas bancarias clausuradas en la Eurozona se cerraron en España, lo que supuso la destrucción de un tercio del empleo que se suprimió en la zona monetaria.

Pese a tan colosal reducción, España sigue arrojando uno de los peores datos del área en eficiencia: porcentaje de ingresos que son consumidos por los costes. Y con Chipre, es el país con más oficinas por cada 100.000 habitantes. Esta fue siempre una singularidad española, que permitió una elevada bancarización del país, un servicio financiero con una enorme capilaridad y una importante barrera de entrada a la competencia extranjera. Hoy, y pese la profunda reconversión realizada, España tiene una oficina por cada 1.556 ciudadanos (en Asturias hay una por cada 1.400) frente a los 1.770 de Francia, 2.397 en Alemania y 9.599 en Holanda. La resultante fueron más oficinas pero más pequeñas. Ahora España está evolucionando hacia el modelo europeo: menos oficinas pero mayores y con más dotación de personal.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) apuntó este año a un exceso de sucursales en la UE. En España (séptimo país del mundo con más oficinas en relación a la población, según el FMI con datos de 2014) la sobredimensión es más acuciante a causa de los efectos de la crisis, la mora, los estrechísimos márgenes debido a los tipos de interés ínfimos, la irrupción de nuevos competidores y la menor relación presencial del cliente con su banco. "Casi todos estamos ajustando red, pero sólo algunos lo decimos", dijeron dos directivos de bancos cotizados.

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