La línea de alta tensión Boimente-Pesoz, que conecta Asturias y Galicia y completa la "autopista eléctrica" del eje cantábrico, ya está en servicio. Fuentes de Red Eléctrica de España señalaron que el tendido ha comenzado a transportar energía después de varios meses de pruebas. La línea se proyectó con el objetivo de mejorar la cobertura de la demanda eléctrica en el Noroeste de España y, sobre todo, para apoyar la evacuación de nueva generación renovable, principalmente eólica de Galicia, hacia regiones cantábricas con saldo eléctrico negativo como el País Vasco.
Con el nuevo eje Asturias se convierte, por primera vez, en un puente eléctrico, en zona de tránsito. Por ese motivo, desde el Gobierno del Principado se teme que la entrada de energía renovable procedente de Galicia provoque un "estrangulamiento" de las centrales asturianas, sobre todo teniendo en cuenta que el proyecto de la tercera conexión eléctrica con Castilla y León, la línea Sama-Velilla, ha quedado congelada y fuera de la planificación eléctrica entre 2015 y 2020 que diseñó el antiguo Ministerio de Industria, Energía y Turismo al no superar favorablemente los análisis de coste-beneficio y por las limitaciones presupuestarias.
Sin embargo, desde Red Eléctrica de España, el operador del sistema, se asegura que con el desarrollo de la planificación prevista la red de Asturias será lo suficientemente robusta para gestionar las energías que se producen en la región y las que van a poder transitar desde Galicia y que no habrá problemas de saturación.
Con Boimente-Pesoz, Asturias y Galicia ya tienen conexión eléctrica de alta tensión (400kV) directa. El tendido tiene una longitud de 81 kilómetros y en Asturias pasa por los concejos de Pesoz, Santa Eulalia de Oscos, San Martín de Oscos y Grandas de Salime. Atraviesa parajes de alto valor medioambiental, por lo que fue necesario adoptar medidas para la protección de hábitats y especies relevantes. Así, para reducir la apertura de accesos y las zonas de acopio de materiales, Red Eléctrica de España decidió realizar parte de los trabajos desde el aire. Se utilizaron helicópteros para el hormigonado de apoyos, para el izado de cinco torres eléctricas y para el tendido de los cables conductores. Las obras duraron tres años y el coste superó los 70 millones de euros.
