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Consejero director de Desarrollo Corporativo de Química del Nalón

Asturias necesita de la industria química

Los retos de un sector clave para el futuro del Principado

Instalaciones de Química del Nalón en Langreo. JUAN PLAZA

A diferencia de otras regiones españolas y europeas, Asturias es, por fortuna, una región donde el peso de la industria es relevante. Y por ello, el futuro de la industria es el futuro de Asturias.

Asturias tiene una gran tradición industrial en la minería, en la química y en la carboquímica, en la siderurgia, en la metalurgia, en el sector naval y en las empresas de ingeniería y que fabrican bienes de equipo. Esta tradición ha generado con el tiempo la constitución de pequeñas empresas especialistas que dan servicio a las grandes y que tienen unos profesionales muy competentes y especializados. La existencia de grandes empresas muy arraigadas en la región es un activo extraordinario. Esta cultura industrial supone una gran baza, porque no partimos de cero, sino que hay una base sólida para construir. Además, en la Universidad de Oviedo y en los centros tecnológicos hay un profundo conocimiento sobre todas estas actividades que, bien gestionado, puede aportar mucho valor a la comunidad. Otro hecho diferencial es la posición geográfica, la abundancia de agua y las buenas instalaciones portuarias lo que proporciona excelentes oportunidades a la industria. Por el contrario, necesitamos reducir los costes de la energía, aumentar la inversión en innovación y aumentar el tamaño de las empresas para mejorar la productividad y aumentar las exportaciones que aportan divisas.

Asturias tiene en el carbón una de sus señas de identidad. El carbón es imprescindible para la fabricación de acero y de aluminio. Del carbón se obtiene el coque, que es la materia prima que se utiliza para la obtención de acero en los hornos altos y no hay sustituto para él. Como subproducto de la fabricación de coque se obtiene el alquitrán de hulla que una vez destilado genera la brea, producto éste que se utiliza en la fabricación de aluminio de electrólisis y tampoco hay sustituto para él en el mercado. Por tanto, el carbón es una materia prima fundamental e insustituible en estas industrias que tanto empleo mantienen en Asturias.

Los derivados del carbón tienen un futuro prometedor en el campo de los materiales avanzados; materiales éstos de propiedades extraordinarias para aplicaciones energéticas, biomédicas, electrónicas, de sensores y en la construcción y en la industria del automóvil y aeroespacial, entre otras. Productos de alto valor añadido obtenidos a partir de la destilación de los derivados del carbón son las breas de mesofase, las fibras y las nanofibras de carbono, las espumas de grafito, los carbones activados especiales, los nanotubos de carbono y el grafeno.

La cuestión es aprovechar los recursos, las capacidades y las habilidades de nuestra Asturias -en la que las industrias están tan correlacionadas, trabajan en red, de manera asociativa y en donde se pone en práctica la ventaja de la "economía circular"- para incentivar a que los empresarios mantengan las inversiones y lancen otras nuevas para continuar generando empleo.

Europa ha llegado a la conclusión de que el peso de la industria no puede seguir disminuyendo en favor de terceros países por motivos geopolíticos y geoestratégicos. Además, apostar por la industria es fundamental ya que es una actividad intensiva en capital, con altas barreras de entrada y por eso precisamente es un sector tractor que fija población y que crea empleo estable, de calidad y de alta cualificación. En concreto, el efecto tractor de la actividad y de las inversiones de la industria química española genera dos puestos de trabajo adicionales como empleos indirectos e inducidos. Y el sector químico español dedica uno de cada cuatro euros de las inversiones totales dedicadas a I+D+i.

La Sociedad actual tiene frente a si retos magníficos de cara a la sostenibilidad. Los desafíos mundiales son, entre otros, el crecimiento demográfico, una mayor esperanza y calidad de vida, la alimentación, la energía, el acceso global a la salud y a tratamientos médicos, la movilidad y las comunicaciones. Estos retos sociales piden a la industria y a la ciencia una respuesta diferente a las iniciativas tradicionales. La industria tiene que actuar aprovechando los avances de la sociedad digital, teniendo en cuenta la protección del medio ambiente, y todo ello en un entorno de recursos naturales limitados.

Como la vida es química, es la industria química la que puede dar respuesta a estos retos, con el apoyo de otros conocimientos. La industria química y de materiales se presenta como la solución de los retos de futuro de forma sostenible.

La química es la ciencia que ha impulsado nuestro nivel de vida. Ejemplos paradigmáticos son los avances en la salud, higiene, agua potable, conservación de alimentos, materiales más duraderos, combustibles, etc. En cuanto al futuro, la química será parte de la solución al crecimiento de la población del planeta, ya que utilizando residuos se obtienen nuevos productos de tal manera que se racionaliza el uso de recursos. Para ello, la clave es la innovación. Y para salvar el valle que separa a los agentes que apuestan por la I+D+i y el mercado es necesario el compromiso y la colaboración constante de empresas e instituciones públicas para poder alcanzar resultados tangibles.

La industria química y de materiales solicita a las administraciones y a la sociedad que contribuyan a la continuidad de las operaciones industriales y que apoyen la atracción de nuevas inversiones. Como se reconoce en la Declaración Internacional de la Química, "es necesario que el conocimiento científico esté en la base de la toma de decisiones de carácter regulatorio, asegurando así que el diseño e implementación de políticas y legislaciones dirigidas a garantizar la protección de las personas y del medio ambiente se ajusten siempre al rigor científico".

Es de vital importancia encontrar un equilibrio que represente todos los ámbitos de la industria, de la ciencia y de las instituciones. La industria requiere de tiempo para hacer las inversiones necesarias para ir implantando las mejores técnicas disponibles y que se mantengan unas condiciones de igualdad para que las empresas no pierdan competitividad en comparación con otras de ámbito europeo y mundial.

La innovación, la digitalización y la internacionalización, estrategias necesarias todas ellas para que las empresas continúen generando empleo durante el siglo XXI, requieren del apoyo claro y decidido de la sociedad asturiana.

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