El pequeño pueblo italiano de Conegliano, al nordeste del país, ha iniciado una campaña contra el llamado "impuesto a la sombra" que, como su nombre indica, grava la sombra que los letreros de las tiendas proyectan sobre las aceras. El tributo no emanó de la administración local sino del Estado central. Hasta ahora, el "impuesto a la sombra" no apenas conocido en Italia, pues la gran mayoría de sus ciudades lo cobran incluido en dentro del precio total de otro canon por ocupación de suelo público, aunque en Conegliano se ha empezado a recaudar por separado. La tasa tiene en cuenta el tamaño del letrero y su espesor y supone 8,5 euros por metro cuadrado.