Asturias fue en 2014 la sexta región donde la carga fiscal del impuesto de patrimonio resultó más elevada para los contribuyentes de este tributo, que grava a quienes tienen bienes valorados en más de 700.000 euros, una vez descontadas las deudas y los bienes que están exentos. El impuesto lo pagaron en ese año 3.786 contribuyentes asturianos, que declararon un patrimonio total sujeto al impuesto de 5.662,1 millones, en su mayoría propiedades inmobiliarias y participaciones empresariales y en fondos de inversión.

Un reciente informe del Ministerio de Hacienda deja ver que en el tributo de patrimonio (recuperado desde 2011 tras haber sido suprimido en 2007 por el Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero) existen diferencias relevantes entre las autonomías, que tienen competencias para modificar la tarifa y otros aspectos. La principal es la divergencia entre Madrid y el resto de España. En 2011, el Gobierno autonómico, entonces presidido por Esperanza Aguirre (PP), renunció a restablecer el tributo, aprobando para ello una exención. Su impacto en 2014 fue que los 16.670 "ricos" madrileños se ahorraron 660,7 millones de euros. El resto de los contribuyentes de las regiones con financiación de régimen común (todas, salvo las forales) tributaron 937 millones. En el caso de Asturias, la liquidación fue de 17,6 millones.

El informe de Hacienda clasifica a las regiones según el tipo efectivo del tributo (lo que se paga respecto a la base liquidable), que es más alto en las regiones con tarifas más elevadas, pero que también está influido por la cuantía de los patrimonios. El menor tipo efectivo corresponde a Madrid (0%) y el mayor a Galicia (0,79%). El de Asturias es el sexto más alto (0,61%).