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Asturias recupera iniciativa empresarial

Los emprendedores superan el obstáculo del "miedo al fracaso", más intenso en la región que en el resto de España, según estudios especializados | La creación de sociedades mercantiles (1.460), la gran mayoría en los servicios, alcanzó el pasado año el nivel más alto desde el inicio de la crisis

La Gran Recesión (2008-2014) se llevó por delante una parte relevante del tejido productivo asturiano, de forma que la región tiene ahora cinco mil negocios menos que hace ocho años, la gran mayoría de pequeño tamaño. Tal destrucción tocó techo en 2014, y desde entonces la aparición de nuevas empresas ha avanzado pegada a la recuperación del crecimiento económico, a la mejora de las condiciones financieras y, en parte también, al difícil acceso a empleos asalariados de calidad, que ha estimulado el emprendimiento "por necesidad". Distintos indicadores apuntan que ahora está mejorando la iniciativa empresarial en Asturias, particularmente el siguiente: en 2016 se registró el mayor nivel de creación de sociedades mercantiles de los últimos ocho.

Más empresas. Los números sugieren que Asturias está creando más empresas y más grandes que en los años inmediatos anteriores. En 2016 se constituyeron 1.460 sociedades, en su inmensa mayoría de responsabilidad limitada (S. L.). Se trata del mayor número desde 2008 y supera en el 10% el observado en 2015 por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Si se comparan los resultados con los del conjunto del país, el Principado forma parte de las comunidades autónomas donde la aparición de nuevas sociedades creció por encima de la media española (6,4%), posición que no suele frecuentar.

No obstante, la iniciativa empresarial de los asturianos, medida así, sigue por debajo del peso que corresponde a la dimensión demográfica y económica de la región, que aporta el 1,44% de las nuevas sociedades, cuando representa el 2,24% de la población española y el 2% del producto interior bruto (PIB) nacional.

Más inversión. El mayor dinamismo en la creación de empresas ha ido parejo a un aumento del capital medio de las nuevas sociedades, un indicio de que aparecen negocios con algo más de dimensión y enjundia. La capitalización se acerca a los 50.000 euros, todavía inferior al promedio del país (62.000). La inversión agregada para la constitución de las compañías surgidas en 2016 (71,2 millones de euros) superó en más del 50% el dato del año anterior. Y el dinero movilizado en ampliaciones de capital de empresas preexistentes (467 millones) se ha disparado asimismo el 43%, si bien este tipo de operaciones puede reflejar decisiones de crecimiento y expansión o, con frecuencia en períodos de crisis, movimientos para afrontar situaciones de alto endeudamiento y otras dificultades. Los números dicen que el pasado fue asimismo un año abundante en fusiones (51, veinte más que en 2015). También, que en la inversión en equipamiento (vehículos comerciales e industriales, por ejemplo) se apreciaron incrementos superiores al 10%.

Más servicios. ¿Dónde surgen las nuevas actividades empresariales? La crisis ha acentuado la terciarización de los negocios y el retroceso de la industria. En 2008, cuando la región alcanzaba su mayor número de empresas (73.000), el 77,5% de ellas estaban dedicadas a los servicios; a principios de 2016, la proporción llegaba al 82,5%. El sector terciario, intensivo en empleo pero con productividades y salarios más bajos, ganó ese peso al compensar parte de los cierres con la aparición de negocios nuevos (de autónomos, la mayoría) y porque la construcción y la industria habían sufrido recortes más profundos.

En cada uno de esos sectores se ven ahora señales estadísticas de recuperación. La construcción tocó fondo y en 2016 aumentaron por primera vez las empresas con asalariados. Una investigación del catedrático de Fundamentos del Análisis Económico Joaquín Lorences reveló ya en 2015 que también había más compañías con trabajadores que antes de la crisis en doce ramas productivas de la industria de alta y media-alta tecnología (componentes electrónicos, maquinaria y herramientas para el metal, material ferroviario, productos farmacéuticos...) y en otras tantas especialidades de servicios a otras empresas (consultorías, telecomunicaciones, programación informática, diseño...). Las nuevas tecnologías, el medio ambiente y los negocios orientados al cuidado y el ocio de la población de mayor edad emergen también como caladeros para la iniciativa empresarial y el empleo, según el criterio expresado por la Federación Asturiana de Empresarios (FADE).

La información, que principalmente sobre autónomos y microempresas, maneja la Cámara de Comercio de Oviedo revela por su parte que una mayoría de los nuevos emprendedores asturianos tiende a las actividades profesionales de los servicios (asesoría, educación, sanidad...) y al comercio.

Menos trámites. Por la "Ventanilla Única" de la cámara ovetense pasan pocos proyectos con forma de sociedad mercantil. Es lugar de consulta sobre todo para aspirantes a convertirse en autónomos o en "trabajadores independientes" ("freelancers", en la jerga anglosajona) que a menudo se lanzan a emprender movidos por la falta de oportunidades para trabajar como asalariados. Lo que los expertos llaman "emprendedores por necesidad". "Lo primero que preocupa a la gente es cómo son los trámites y qué ayudas existen", comenta Ignacio Iglesias, técnico responsable del servicio cameral.

España aparece sistemáticamente en posiciones atrasadas en las clasificaciones internacionales que miden la mayor o menor carga burocrática y lo que cuesta crear una empresa. Constituir una sociedad limitada requiere un gasto de entre 500 y 1.200 euros (en aranceles notariales, gestoría...) y menos de una semana de tiempo (es factible en 48 horas utilizando medios telemáticos). Aunque hay lugares como Reino Unido donde la formalización es casi instantánea y prácticamente sin coste.

A partir de la experiencia con microempresas, Ignacio Iglesias opina que en España y en Asturias se ha avanzado aligerando burocracia. Los trámites ante Hacienda y la Seguridad Social son muy ágiles, y la instauración de la "declaración responsable" en los ayuntamientos, que sustituye a las licencias de apertura, facilita la puesta en marcha de negocios considerados inocuos o "no molestos", como comercios y despachos. Pero "hay margen de mejora", dicen el experto, en otras esquinas del papeleo administrativo que atañen al Principado y también a los municipios.

"Se pone mucho el foco en los trámites que son necesarios para poner en marcha un negocio, pero en realidad lo más importante y lo que más le falta a menudo al emprendedor es tener clara la estrategia, saber qué vender y a quiénes, facturar y cobrar", resume Ignacio Iglesias. Tener un plan claro. También, dejar de lado el "miedo al fracaso", que, según el "informe GEM" (el estudio más importante que se hace cada año sobre el emprendimiento en España) es más intenso en Asturias que en el resto de España. Las encuestas que sirven de base al informe señalan que más del 50% de los asturianos percibe ese temor a fracasar como un obstáculo severo. El miedo a asumir los riesgos que supone hacerse empresario.

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