El Corte Inglés nombró ayer a un directivo de la casa, Víctor del Pozo Gil (Madrid, 1966), director general del negocio comercial, con responsabilidad sobre compras, ventas y marketing. Del Pozo, vinculado a la empresa desde hace más de 25 años, y hasta ahora subdirector de compras, pasa a ser una suerte de "número dos", tras el presidente de la compañía, Dimas Gimeno.

Este movimiento y la creación ayer de una comisión ejecutiva (integrada por Gimeno, Del Pozo, Marta Álvarez -hija del anterior presidente- y dos directivos de larga ejecutoria: Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echavarría) tiene tres interpretaciones posibles.

La designación de un director general supone recuperar una figura que existió en la empresa entre 1940 y 1989. Restablecer la dirección general tiene sentido ante los desafíos del grupo (alto endeudamiento, caída de resultados por la crisis y competencia de nuevos operadores, algunos "on-line", como Amazon), dado que permite focalizar al presidente en la estrategia y al director general, en la gestión diaria.

Esta designación y la del comité ejecutivo son a su vez un paso más (junto con el nombramiento en 2014 de Manuel Pizarro como consejero independiente) en la homologación del organigrama de la empresa con el de las sociedades que apelan a los mercados. Salga o no El Corte Inglés a cotizar a Bolsa en el futuro, desde 2013 ha hecho emisiones de deuda en mercados financieros en España e Irlanda.

Los dos movimientos de ayer son vistos como un refuerzo del poder de las hijas de Isidoro Álvarez, coincidente además con la marcha de algunos consejeros y directivos afines a su primo, Dimas Gimeno.