Las acciones del Banco Popular prorrogaron ayer su desplome, con una caída adicional de su cotización bursátil del 9,67%, hasta los 0,66 euros por título. Fue un castigo análogo al que el mercado le infligió la víspera, con lo que desde la junta general de accionistas del lunes (en la que se anunció una nueva ampliación de capital y no se descartó la venta de la entidad) el Popular, sexto banco español por volumen de activos, suma una depreciación de casi el 20%.

Acosado por la elevada acumulación de riesgos inmobiliarios y activos deteriorados en su balance a consecuencia de la burbuja crediticia y edificatoria, y que se agravó con la compra y absorción del Banco Pastor en febrero de 2012, el Popular se ha dejado desde esa fecha, cuando cotizaba a 12,5 euros, el 94,6% de su capitalización bursátil.

Las pérdidas del pasado ejercicio (3.485 millones de euros), sin precedentes en la historia de la entidad, y las exigencias regulatorias al alza en el sector abocarán a la entidad a su cuarta ampliación de capital en cinco años para intentar sobrevivir como entidad independiente, según anunció anteayer su nuevo presidente, Emilio Saracho. Este anuncio, que conlleva la inevitable depreciación de los títulos, se vio agravado por el reconocimiento por el nuevo dirigente de que una nueva macroampliación no garantizará que el Popular pueda eximirse de una eventual venta a medio plazo mediante una fusión por absorción por otro grupo financiero.

La cuarta ampliación de capital anunciada anteayer por Saracho supone un nuevo revés para el accionariado tradicional de la entidad. Grupo familiares importantes de capital asturiano tienen posiciones tradicionales en el Popular por razones históricas y de confianza en un banco que fue en los años 80 y buena parte de los 90 el de mayor rentabilidad del país.

Desde noviembre de 2012 el mayor inversor asturiano en el Popular, y con un puesto en el consejo de administración, es la familia asturmexicana Del Valle, originaria de Cangas de Onís y Piloña, y dueña en México de una multinacional química y del decimosexto banco mexicano, entre otros intereses financieros, fabriles y societarios. Antonio del Valle Ruiz (México DF, 1938), patriarca de la dinastía, y que fue el primer presidente de la Asociación de Empresarios Asturianos en México (CEAM-México), aglutinó y lideró en diciembre de 2013 a un grupo de inversores mexicanos que en ese momento invirtieron 450 millones de euros en el Popular mediante una ampliación de capital por ese importe que se sumó a la de 2.500 millones que ya había captado el banco madrileño en 2012. Esa participación mexicana de 450 millones (y que se hizo a 3,95 euros por acción) vale hoy poco más 75,51 millones.

En la tercera ampliación de capital, realizada por el Popular en junio de 2016 por otros 2.500 millones, el grupo mexicano inyectó otros 100 millones a 1,25 euros por título. Este segundo paquete vale hoy 53,04 millones.

En total, el grupo inversor mexicano ha perdido 421,47 millones de los 550 millones invertidos

La participación de la familia Del Valle en el grupo inversor que vertebró y lideró para entrar en el Popular se estima en torno al 20% de la participación mexicana, lo que arrojaría una pérdida específica para la dinastía superior a los 84 millones de euros.

Fundado en 1926 como Banco Popular de los Previsores del Porvenir, la entidad afronta un momento crucial en sus 90 años de historia. La caída de la cotización es consecuencia de las dudas sobre su futuro inmediato, sus malos resultados, los activos dañados que aún acumula en su balance y las ampliaciones de capital, que reducen el valor unitario de las acciones. El ministro De Guindos dijo que "es un banco solvente que tiene que tomar decisiones importantes".