La riqueza financiera de los hogares españoles aumentó el 3% el pasado año. Este indicador, divulgado ayer por el Banco de España, mide el saldo que existe entre los activos financieros en poder de las familias (depósitos, acciones, fondos de inversión y de pensiones, seguros...) y los pasivos (básicamente, los préstamos contraídos y pendientes de pago). Así que el comportamiento de esa parte de la riqueza está condicionado tanto por el ahorro y por sus rendimientos, como por el nivel de endeudamiento.

Los hogares prolongaron en 2016 el proceso de reducción de su deuda con los bancos: unos 717.000 millones de euros que en su gran mayoría corresponden a hipotecas. La aminoración del endeudamiento ha superado el 24% desde 2009, como consecuencia de la amortización de los préstamos y también de las restricciones en la concesión de nuevo crédito.

Por el lado de los activos, en el último año ha aumentado el ahorro en depósitos (1,5%), aunque ha continuado el desplazamiento del dinero de los plazos fijos a las cuentas corrientes y de ahorro, por las raquíticas remuneraciones que ofrece la banca. Eso explica también el incremento de las posiciones en fondos de inversión y en seguros.