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Un tributo local que supone 250 millones al año en Asturias

La recaudación por el IBI de las viviendas baja en Oviedo, Gijón, Llanes y Navia

La recaudación aumentó en 2016 en 50 concejos

La recaudación por el IBI de las viviendas baja en Oviedo, Gijón, Llanes y Navia

Cincuenta de los 78 ayuntamientos asturianos elevaron en 2016 la recaudación del impuesto sobre bienes inmuebles (IBI) de naturaleza urbana (viviendas, locales, naves...), el principal de los ingresos que sostienen a las corporaciones locales. Ese resultado sugiere que la tendencia a aumentar la presión del IBI, observada sobre todo desde 2010 y resultante de las políticas para rescatar las finanzas de los municipios, se prolongó el pasado año. Pero esa tendencia ya no es tan generalizada ni tan intensa como en ejercicios precedentes. La factura del principal tributo sobre la propiedad inmobiliaria se ha suavizado en Oviedo, Gijón, Llanes y Navia, entre otros concejos. En cambio, ha vuelto a registrar ascensos en Avilés y, sobre todo, en Mieres, según datos de la Dirección General del Catastro.

El IBI urbano representa el 25% de los casi mil millones de euros que los ayuntamientos asturianos ingresan por todas sus vías de financiación. En lo más crudo de la Gran Recesión y después de la crisis secara otras fuentes de ingresos (las licencias urbanísticas, entre ellas), el Gobierno central y los propios ayuntamientos impulsaron reformas y decisiones que acrecentaron la presión del impuesto: se establecieron recargos, mecanismos exprés de actualización catastral y se impulsó un procedimiento de regularización que sólo en Asturias ha destapado por ahora la existencia de más de 30.000 inmuebles o partes de ellos por los que no se tributaba.

El impacto de esas y otras medidas (las revisiones catastrales ordinarias o los incrementos locales en los tipos de gravamen), hicieron que los ingresos del IBI se disparasen desde 2010 por encima del 20% en casi todos los grandes concejos asturianos. Mieres es uno de los casos más extremos: en el ejercicio citado recaudaba por el tributo 4,59 millones, y en 2016 llegó a 6,85 millones, casi un 50% más. En el último año, Mieres fue, entre los municipios más poblados, el que registró una subida más intensa de la recaudación (6,2%). Avilés, donde también aumentaron los ingresos en 2016, el alza fue del 1,89% (hasta superar por primera vez los 16 millones de euros).

En otras partes de Asturias la escalada del IBI ha remitido últimamente. En Gijón lo hizo a partir de 2014, cuando la corporación municipal presidida por Carmen Moriyón (Foro) aprobó rebajar el tributo. Los ingresos pasaron de casi 67 millones en 2014 a 61,80 en 2015 y en 2016 prácticamente se estabilizaron (61,97 millones). Los datos del Catastro reflejan en el caso de Oviedo los efectos de la rebaja acordada por el gobierno local tripartito (PSOE-Somos-IU): la recaudación retrocedió el 1,9%, desde 73,45 millones a 72,04. Ambos ayuntamientos, al igual que el de Avilés, están este año afectados por el proceso de regularización catastral. El resultado de las inspecciones que se realicen por aire (con fotos tomadas por aviones y drones) y por tierra (con visitas a los inmuebles) puede conducir este año o el próximo a nuevos incrementos de la recaudación, al ser incorporadas los recibos correspondientes a las construcciones o partes de ellas (piscinas, por ejemplo) que hasta ahora estaban sin declarar.

Los ingresos del IBI también han frenado su crecimiento en Siero (10,6 millones en 2016, frente a los 10,8 de 2015) y se han moderado en Langreo (subieron ligeramente en un año, hasta los 6,9 millones, pero están al nivel de 2014).

Pero es en otros municipios de menor tamaño donde la presión del impuesto parece haber cedido con mayor ímpetu. En Llanes, donde su gobierno tripartito (Vecinos por Llanes-PP-Foro) aprobó una baja de los tipos del IBI para 2016, la recaudación ha descendido el 5,34%, hasta los 6,26 millones de euros. Y en Navia, gobernada por el PSOE, el IBI urbano facturado a los contribuyentes fue el pasado año de 1,68 millones, el 9% menos. La corporación naviega realizó para ello un ajuste a la baja de los valores catastrales, los que determinan la base imponible del tributo.

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