Chapuza a chapuza la economía sumergida entre los fontaneros, instaladores de calefacciones y de saneamiento alcanza ya 40% en las zonas urbanas de la región, y roza el 90% en las rurales. La denuncia la acaba de lanzar la patronal asturiana del sector, Afoncasa, que asegura que en la mayoría de los casos se trata de trabajos de poca envergadura pero que hacen un importante daño a la actividad de los profesionales que actúan conforme a la ley. Y es que el "sin factura, por favor" está a la orden del día.
Afoncasa, que cuenta con más de doscientos asociados, celebró hace unos días su asamblea anual en Oviedo en la que su presidente, Luis Fernández Oro, hizo balance de la situación en la que se encuentra el sector, que sufrió con dureza especial dureza los daños colaterales de la explosión de la burbuja inmobiliaria. Y el panorama no es muy halagüeño. "Estamos sobreviviendo gracias a las obras de reforma, porque de obra nueva hay muy poco, casi nada", señala. Y añade: "La situación es complicada el pastel es pequeño y somos muchos a repartir". La creciente competencia ha provocado también que los precios hayan descendido con fuerza durante estos últimos años de crisis. Cifra ese descenso por encima del 10%.
Pero pese a las dificultades, el sector tiene puesta sus esperanzas en que la nueva inspección técnica que tienen que pasar ahora los edificios de más de cincuenta años pueda generar algo de actividad. "Será importante para llevar un buen mantenimiento de los inmuebles", señaló Fernández Oro. Aunque asegura que los exámenes tiene que pasarlos personal que esté cualificado y habilitado para llevar a cabo este tipo de pruebas.
