Si el futuro de Duro Felguera no se despeja pronto, la plantilla teme que las consecuencias sean nefastas. La alerta roja la lanzaron ayer los portavoces de los comités de empresa de la centenaria ingeniería, que vive una época convulsa, acosada por las deudas y la falta de financiación. Un centenar de trabajadores del grupo asturiano se manifestó frente a la sede que la compañía tiene en el Parque Tecnológico de Gijón, para exigir a la directiva explicaciones. "Trabajo tenemos, pero la situación financiera no nos permite optar a ciertos proyectos con solvencia porque necesitamos avales que la banca no nos da y eso provoca que los clientes se echen para atrás a la hora de elegirnos", destacó el portavoz de la plantilla, Fernando Aller.

Los trabajadores temen que ese bloqueo más pronto que tarde acabe traduciéndose en algún ajuste laboral. Duro ya echó la persiana de su filial Tedesa hace un par de semanas, alegando que la compañía no tenía carga de trabajo, lo que supuso el despido de 39 trabajadores. Los comités de empresa quieren un cambio de rumbo de forma urgente en la gestión de la compañía, lo que supondría la salida del actual presidente, Ángel Antonio del Valle. "Queremos, al menos, que la empresa nos explique la situación a la que nos están llevando", señaló Aller.

La comunicación entre la plantilla y la dirección está bloqueada, denuncian. "No sabemos si hay algún plan de viabilidad para la empresa, ni tenemos nada de información sobre las negociaciones que se están llevando a cabo", destacó el portavoz del comité. En la carrera por intentar de entrar en el accionariado de Duro está la constructora Acciona, cuyo personal estuvo recogiendo documentación en la sede que la compañía tiene en Madrid y pasando revista a los talleres de la ingeniería en Asturias.

"Hay mucha incertidumbre porque hay rumores de que no hay dinero para pagar a los proveedores, o de que hay nóminas de trabajadores de las subcontratas sin abonarse", destaca Aller. Y añade: "Lo que hay por detrás es que la directiva no nos está llevando por el buen camino, y tanto los grupos bancarios a los que debemos dinero como los posibles socios piden lo mismo: un cambio de la dirección".

Las incógnitas son muchas. Duro ha llegado a un acuerdo con las entidades financieras para negociar un aplazamiento del calendario de pagos y establecer una nueva hoja de ruta para saldar la deuda. Tiene de plazo hasta el 30 de septiembre, una fecha que está a la vuelta de la esquina. Las negociaciones las está pilotando Miguel Zorita, empresario y presidente de Daorje, que podría tener también interés en entrar en Duro a través de su firma de inversiones Zima Capital. "La perspectiva es nefasta. De momento tenemos una prórroga pero, ¿a partir de septiembre que va a pasar, hay o no hay dinero? No sabemos nada", protesta el portavoz de la plantilla.

Directivos de Duro mantuvieron la semana pasada una reunión con los trabajadores del taller de calderería pesada de Gijón, el llamado "Tallerón", y con los de Felguera Rail en Mieres. Allí transmitieron que existe suficiente carga de trabajo para ir tirando todo este año y buena parte del que viene. La ingeniería buscaba de esta forma calmar los ánimos, pero parece que el efecto causado ha sido el contrario al esperado. "Nos piden tranquilidad, pero sin aportar ningún plan sobre la mesa, lo que queremos es poder aunar esfuerzos para sacar esto adelante", señala Aller.

La apuesta de la plantilla es esta: "Queremos que entre un socio importante que respete a los empleos y nuestra sede de Asturias", pide el portavoz. Una postura similar tienen los sindicatos, que prefieren un compañero de viaje con experiencia industrial, mientras que la actual dirección se decanta por la llegada de un fondo de inversión que refuerce el capital.