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La dinamización de Asturias / 4

Asturias en el Índice de Competitividad Regional de la Unión Europea

Bruselas asigna al Principado una posición discreta entre las regiones de la UE, pero está a la par de muchas francesas, italianas o británicas

La Comisión Europea ha publicado recientemente el documento de trabajo con los resultados de la nueva edición del Índice de Competitividad Regional (RCI) 2016, mediante el cual se miden las diferentes dimensiones de la competitividad a nivel regional, siendo el ámbito de estudio la Unión Europea. El RCI 2016 está basado en 74 indicadores, mayormente regionales, aunque algunos se miden para el ámbito estatal, con fecha de referencia entre 2012 y 2016, según la disponibilidad de los datos. Estos indicadores se agrupan en 11 pilares que describen los diferentes aspectos de la competitividad y a su vez se clasifican en tres grupos: Básico, Eficiencia e Innovación.

En el grupo Básico están representados algunos principios esenciales, considerados primarios de una economía, en el cual se incluyen cinco pilares: (1) Institucional; (2) Estabilidad macroeconómica; (3) Infraestructuras; (4) Salud; y (5) Educación básica. Obviamente, a medida que una economía regional se desarrolla, los factores relacionados con una mano de obra más cualificada y un mercado de trabajo más eficiente entran a formar parte del grupo de Eficiencia. Este nuevo grupo incluye otras tres categorías: (6) Educación superior, formación y aprendizaje permanente; (7) Eficiencia del mercado de trabajo; y (8) Tamaño del mercado. Posteriormente, en la etapa más avanzada de desarrollo de una economía regional, los autores entienden que los impulsores de la mejora afectan a la Innovación, que a estos efectos consta de tres pilares: (9) Preparación tecnológica; (10) Sofisticación de los negocios; e (11) Innovación.

Para calcular el RCI 2016 se tiene en cuenta la etapa de desarrollo, a partir del PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo, de cada una de las 263 regiones europeas (NUTS 2) que se han tomado en consideración. Se establece primero, un ranking de la competitividad de las diferentes regiones europeas y, segundo, una perspectiva de la competitividad de cada región, en función de quienes son sus pares, esto es, las 15 regiones más próximas en términos de PIB per cápita. Se pretende con esto, entre otros aspectos metodológicos, comparar a cada región con quien más o menos está en su etapa de desarrollo y aislar los efectos que trasladan a estos rankings las capitales de Estado o las grandes metrópolis urbanas de la geografía europea.

Innegablemente, este tipo de comparaciones admite muchos matices, tanto por la metodología utilizada como por la interpretación de los resultados, en función de los pesos de los diferentes indicadores. En todo caso, debería considerarse ante todo como un instrumento que proporciona una serie de datos homogéneos a nivel regional, cuyo objetivo es proporcionar una información coherente, comparable y, de alguna manera, una forma de aproximarse a una posible medición de las cuestiones económicas y sociales para las regiones de la UE. De tal forma, que los resultados no se entiendan como una foto invariable y estática en el tiempo, si no como una ayuda para medir la competitividad, que pueda estimular a las regiones a mirar más allá y planificar su desarrollo a largo plazo. Todo ello con la perspectiva de que las regiones puedan usar estos resultados para guiar sus estrategias de desarrollo.

La primera impresión que se deriva del ranking general de las 263 regiones de la UE consideradas es que la situación de las regiones españolas, en general, se encuentra distante de las de los países más desarrollados: Austria, Alemania, Dinamarca, Finlandia, Holanda o Suecia. Con todos los matices necesarios, por ejemplo la estabilidad económica, que se mide a nivel nacional, ya que en ese período España ocupaba la posición 24 de 28 países.

Asturias ocupa la posición 174 entre las regiones europeas. Una posición en principio bastante discreta y que, por sí sola, no aporta demasiado. Más relevante seguramente es ver la posición que ocupa entre las regiones españolas, quiénes son las regiones que están cercanas en ese índice y cómo se comporta con sus pares.

Respecto a las regiones españolas, Asturias se encuentra en la 7ª posición de este índice; por detrás de Madrid, País Vasco, Navarra y Cataluña y casi a la par con Cantabria y Aragón; también Galicia, Rioja, Valencia o Castilla y León que se sitúan justo por detrás. Sería, por así decirlo, la clase media de las regiones españolas, en estos términos.

Las regiones que están inmediatamente por delante de Asturias en el índice general son Malopolskie (Polonia), cuya capital es Cracovia, Toscana (Italia), capital Florencia, y Aragón (España), con Zaragoza. Justo por detrás de Asturias se sitúan Martinique (Francia), Umbría (Italia) y Valle de Aosta (Italia). En general regiones italianas, españolas, alguna francesa o las más ricas de Polonia son las que se sitúan en el entorno de los valores que alcanza Asturias en el RCI 2016.

Finalmente, queda observar cómo se comporta Asturias en términos de competitividad, respecto a sus regiones pares. En este sentido, el método utilizado pretende destacar si la región analizada muestra fortalezas, debilidades o si está en la media en cada uno de los 11 pilares considerados. Pues bien, Asturias presenta una ligera debilidad en términos de infraestructuras y también en la eficiencia del mercado laboral. En los otros nueve pilares se encuentra en la media del grupo de regiones de referencia. Un detalle seguramente relevante es conocer quiénes son las regiones pares de Asturias, respecto a las que se hace ese análisis. A este respecto, la comparación se establece con seis regiones británicas, cinco regiones francesas, tres regiones españolas y una región griega. Regiones que acogen a ciudades tales como Amiens, Liverpool, Montpellier, La Coruña, Metz, Limoges, Lancaster, Belfast, Valencia, Besançon, Santander o las islas de Rodas, Santorini y Mikonos.

Después de ver la posición que ocupa Asturias en el RCI 2016, de ver su situación en el ranking de las regiones españolas y de ver qué regiones tienen un índice similar o cómo se comporta con sus regiones pares, ¿qué cabe concluir?

Pues, en primer lugar, que en el ranking general la posición puede calificarse como bastante moderada. En el cómputo español obtiene una posición relevante, respecto a otras regiones más dinámicas o de mayor tamaño. Y, por lo que respecta a sus regiones pares, que tiene un nivel de competitividad satisfactorio. En definitiva, quizás el colofón más acertado es que, en términos del RCI 2016, Asturias se encuentra donde le corresponde. No es una región extremadamente dinámica, tiene un tamaño relativamente pequeño, pero también tiene fortalezas que le permiten situarse en el entorno de muchas regiones francesas, italianas o británicas.

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