La economía española intensificó en una décima su crecimiento en el segundo trimestre respecto a los tres primeros meses del ejercicio y situó su avance en el 0,9% trimestral y en el 3,1% interanual, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). La aceleración procedió de la demanda nacional: la inversión en construcción y el consumo de administraciones públicas e instituciones sin ánimo de lucro.

Con ello, España se consolida como el séptimo país con mayor crecimiento trimestral de los 28 de la Unión Europea y el décimo que más progresa en tasa interanual, según datos de la oficina estadística europea (Eurostat). El crecimiento español fue tres décimas superior al promedio trimestral de la UE y del área monetaria (que avanzaron el 0,6%) y entre 0,8 y 0,9 décimas mayor que el avance anual medio de los 28 países de la Unión (2,3%) y de los 19 del euro (2,2%).

El crecimiento interanual de la economía española (3,1%, una décima más que en el primer trimestre) se acompañó con un aumento del empleo (medido no en personas empleadas sino en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo) del 2,8%, tres décimas más. La productividad aparente por puesto de trabajo disminuyó por ello dos décimas (del 0,5% al 0,3%), aunque la productividad por hora efectivamente trabajada mejoró una décima respecto al trimestre anterior y se situó en el 1,3%.

Pese a esta mejora de la productividad por hora de trabajo, el coste laboral unitario se redujo el 0,4% entre abril y junio, mientras que el deflactor implícito de PIB (una medida muy fidedigna de la inflación) creció el 0,3%, siete décimas por encima.

La caída del coste laboral unitario es lo que explica que, con mayor ocupación laboral, la remuneración total de los asalariados se haya desacelerado en dos décimas en tasa interanual: bajó del 3,1% al 2,9%. El excedente de explotación también perdió impulso (bajó del 4,9 al 3,6%) mientras que los impuestos netos sobre la producción y las importaciones acentuaron su peso del 3,9% al 5%.

La aceleración española procedió de la demanda nacional, que aportó la décima de mejora del avance del PIB respecto al trimestre anterior. La contribución de la demanda nacional al crecimiento pasó así de los 2,3 puntos porcentuales de enero-marzo a 2,4 puntos en abril-junio. Los otros 0,7 puntos procedieron en ambos trimestres del sector exterior, en el que se constató una atenuación.

La aportación positiva externa está ligada fundamentalmente a las cifras récord del turismo, amén de la contribución de otros servicios, dado que el saldo de mercancías con el exterior sigue en negativo, según las cifras que aportó el martes el Ministerio de Economía. A resultas de la combinación de ambos fenómenos, la exportación conjunta de bienes y servicios redujo su crecimiento en 2,8 puntos (pasó del crecer al 7,3% a hacerlo al 4,5%), lo que se compensó con crece porque el dinamismo de la importación se debilitó una décima más: se redujo en 2,9 puntos y pasó de crecer al 5,7% a hacerlo al 2,8%.

La mejora de la demanda interna procedió del consumo, que se acentuó en dos décimas (creció el 2,2% anual) por el gasto de instituciones sin ánimo de lucro y administraciones públicas (el de las familias creció a la misma tasa que un trimestre antes), mientras que la inversión, aunque sigue en tasas apreciables (3,4%), se ralentizó cinco décimas, y ello a pesar del crecimiento de la construcción, que acrecentó su progresión en una décima, hasta el 3%. La inversión en bienes de equipo (crucial en la mejora de la competitividad y en el soporte del crecimiento potencial) siguió aumentando con vigor (4,1%) pero evidencia un desfondamiento respecto al trimestre anterior, cuando había experimentado un alza del 5,4%. Por sectores, la industria atenuó su mejora en dos décimas (creció el 2,6% interanual), la construcción aceleró 4 décimas (creció el 4,8%) y los servicios mantuvieron la tasa del 2,8%. El sector primario cedió tres décimas y creció al 4,1%.