Asturias da puntadas a la moda deportiva. El sector textil regional, que está atravesando por un momento complicado por la fuerte presión de las grandes marcas y por las importaciones baratas que llegan desde Oriente, está buscando nuevos nichos de mercado donde tejer su negocio. A base de hilar, muchas lo están encontrando en nichos especializados pero que están muy de moda, los gimnasios y el "running". En las siguientes líneas se cuenta la experiencia de dos de estas compañías asturianas: una que se ha especializado en hacer camisetas para salir a correr muy llamativas y otra que hace ropa de "fitness" para el público femenino, especialmente mallas.

De lo primero se encarga la gijonesa Hoopoe Running Apparel. Su fundador, el portugués Tiago Colmeiro de Lemos, que lleva bastantes años asentado en la región, ha recorrido este año muchísimos kilómetros. Pero no los ha hecho corriendo, sino cargado con sus camisetas en cajas para tratar de venderlas en las ferias de corredores que se montan alrededor de las carreras. "Los diseños son vistosos y llaman mucho la atención del público", sostiene Colmeiro, que tiene que competir de tú a tú en esos espacios con los gigantes del sector: marcas como Adidas o Nike.

"Llevo muchos años corriendo, como amateur, y tengo el armario lleno de las camisetas que regalan en las carreras", explica Colmeiro. Pese a la abundancia de material, quiso probar y darle una vuelta de tuerca a su plan de negocio. Su idea fue la de hacer prendas técnicas, fabricadas en la península Ibérica (a caballo entre España y Portugal) y con unos estampados muy llamativos, que sobresalieran sobre el resto de competidores a primera vista y sobre las camisetas que dan gratis los organizadores. Primero comenzó con una serie de banderas internacionales (la de Estados Unidos y la de Canadá) y, casi por petición popular -asegura- con la de Asturias, para luego, atreverse con otro tipo de dibujos. El que más éxito tiene es una con un montón de zorros estampados, aunque también gusta mucho otra que usa unas calaveras como imagen. Muchos de los diseños los hace él mismo, y otros los encarga a un equipo de creativos que idean las futuras estampaciones. "Voy mirando cuáles son las tendencias de la moda. Tengo muchas ideas en el cajón y miro en muchos 'blogs' y revistas para ver qué es lo que se lleva", asegura el empresario.

Ahora es temporada alta de carreras, y Colmeiro anda de un lado para otro de la península Ibérica buscando "runners". En las próximas semanas visitará el maratón de Lisboa, el de Zaragoza, Oporto y, ya cuando entre el otoño, el de Valencia, uno de los más concurridos del país. Aunque también usa otros canales de ventas. Uno de los que mejor le funciona es el de los pedidos a través de internet. Sus camisetas ya han corrido por países de la Unión Europea (UE). Ahora acaba de recibir un pedido desde el otro lado del charco, desde Chile. "Prácticamente, cada semana llega alguno, especialmente de Italia, Alemania y Portugal", dice.

Y esto pese a que el sector textil asturiano no está dando sus mejores puntadas últimamente. El número de compañías asturianas dedicadas a esta actividad ha encogido desde que comenzó la crisis. Ahora forman el sector 203 empresas, 90 menos que en 2007, justo cuando la Gran Recesión estaba dando sus primeros pasos, según datos del Instituto de Desarrollo Económico del Principado (Idepa). El número no ha parado de caer debido a la brutal competencia china, que está inundando el mercado de prendas baratas, lo que ha obligado a muchos a hilar hacia otros clientes. No obstante, en 2015 (los últimos datos disponibles), la facturación del sector textil asturiano era de 47 millones y daba empleo a 687 personas. Buena parte de esa cifra, cerca de 10 millones, se va en exportaciones.

Buscar un alto grado de especialización es lo que ha hecho la compañía gijonesa Elicca que fabrica ropa deportiva para mujeres, especialmente mallas. La idea, señala el fundador de la firma, David Garrido, era poder crear una línea de ropa en la que en la etiqueta se pusiera la marca "made in Spain" (fabricado en España). Comenzaron a funcionar en 2010 en plena crisis. Garrido reconoce que por aquel entonces el de la moda era "un mercado que estaba herido", la competencia era feroz y no había piedad, con lo que destacar por encima de las grandes marcas y de los fabricantes baratos parecía bastante complicado.

Lo consiguieron porque algunas consideradas "influencers" (influyentes, generalmente personas que tienen muchos seguidores en internet) comenzaron a promocionar sus prendas. "Fueron unas cuantas", señala Garrido. En la lista están nombres de actrices como la asturiana Paula Echeverría, Belén Rueda y Beatriz Rico. La promoción fue tremenda y la demanda aumentó con gran fuerza. El boca a oreja y la demanda que llegaba de clientas que les habían conocido a través de internet ha hecho que su marca se venda ya en doscientos establecimientos de España, principalmente en tiendas del norte del país.

En su estrategia comercial también está darle un montón de vueltas al diseño de las prendas para tratar de acertar y dar con el gusto de sus clientas. Buscaron además un tejido que les diferenciara del resto de competidores, de una gran calidad. Todo para destacar en un mercado en el que no es sencillo enhebrar la aguja.