En el futuro de las plantas de Arcelor-Mittal en Asturias, de las que dependen 5.000 empleos directos, empiezan a aparecer nubarrones. Durante las últimas semanas, Gobierno regional y sindicatos han alertado del peligro que puede suponer para la gran industria electrointensiva un incremento del precio de la luz por el cierre de la centrales térmicas de carbón, pero a ese factor se ha añadido otro no menos inquietante y también vinculado a la descarbonización de la economía. El Parlamento Europeo ratificará en los próximos días la reforma del régimen de comercio de derechos de emisión de CO2 de la UE, que incluye medidas para encarecer el precio del carbono y que no tiene en cuenta buena parte de las demandas generales del sector del acero y de las particulares de las plantas asturianas de Arcelor-Mittal para no perder competitividad en los mercados internacionales.

Para conseguir el objetivo de reducir las emisiones de la UE en al menos un 40% para 2030, los sectores a los que se aplica el régimen de comercio de derechos de emisión tendrán que recortarlas en un 43% con respecto a los niveles de 2005. Esto significa que el número global de derechos de emisión se reducirá, a partir de 2021, a un ritmo más rápido. El pasado 22 de noviembre, el Consejo aprobó el acuerdo provisional alcanzado entre la Presidencia y el Parlamento Europeo y que incluye un reducción anual de derechos de emisión del 2,2% frente al 1,74% actual. Con esta medida se prevé que el precio de los bonos de carbono suba. Además, con el mismo fin también se incluye una revisión del sistema de asignación gratuita de derechos.

Desde Arcelor-Mittal ya se contaba con un endurecimiento de las medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero se esperaba que las instituciones europeas tuvieran en cuenta algunas de las peculiaridades y avances medioambientales de las plantas de la multinacional siderúrgica. Varias de ellas reutilizan gases residuales para generar energía eléctrica. Es el caso de la factoría de Gijón, donde buena parte de los gases siderúrgicos se utilizan en la térmica de Aboño, propiedad de EDP. En el proceso de negociación de la reforma del mercado de emisiones, el Parlamento Europeo había aprobado una enmienda que reconocía los beneficios medioambientales de la reutilización de los gases residuales de la industria y por ello les concedía una asignación gratuita de derechos de emisión. Arcelor-Mittal no tendría que pagar por esos gases, lo que reduciría la factura y en parte compensaría el incremento de costes por la previsible subida del precio del CO2. Sin embargo, esa enmienda aprobada inicialmente por el parlamento quedó fuera del acuerdo final que en los próximos días será ratificado por esa misma institución.

"Vamos a pagar por un gases que no emitimos a la atmósfera. La decisión penaliza a las factorías asturianas", señaló un portavoz de Arcelor-Mittal, que señaló que aún están evaluando el impacto que podría tener en pérdida de competitividad. El no reconocimiento de los gases siderúrgicos que se reutilizan es uno de los factores criticados por la Asociación Europea del Acero (Eurofer). "Reconocemos los esfuerzos realizados por el Parlamento Europeo para asegurar la competitividad global de la industria siderúrgica de la UE. Sin embargo, el acuerdo no sirve para alcanzar ese objetivo, ya que incluso las plantas siderúrgicas más eficientes de Europa probablemente se enfrentarán a costes significativos como resultado del nuevo sistema", señaló Axel Eggert, director general de Eurofer, que añadió que otros competidores de la industria siderúrgica "no tienen que soportar esos costes", con lo que se pone en riesgo a "un sector que está más expuesto que la mayoría a las presiones competitivas globales".