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Las nuevas formas de pago y de especulación

Asturias se suma a la fiebre del bitcoin con ahorradores y empresarios interesados

El interés por la moneda virtual, cuyo valor ronda ya los 15.000 euros, crece en la región: "Es el futuro", dicen ahorradores y empresarios que participaron en un taller sobre su uso

Alejandro Fernández, ayer, en el Talud de La Ería en Oviedo. IRMA COLLÍN

César Álvarez buscaba ayer en el Talud de La Ería de Oviedo ideas e información para ver cómo poder implantar el pago mediante bitcoins en el negocio de su novia. Es un centro especializado en tratar a niños con problemas de aprendizaje, de nombre Cima. Está convencido de que esta moneda virtual será la forma de pago del futuro y a no mucho tardar. Dice estar seguro de ello también Alejandro Fernández, el promotor de la asociación "Asturias, bitcoin y criptomonedas", que ayer celebró un taller, con una concurrida participación (72 participantes), para dar a conocer este sistema de pago que va ganando adeptos y popularidad al mismo tiempo que su valor despega como un cohete entre sospechas de que se trata de una burbuja a punto de explotar. Un bitcoin se cambiaba ayer por 14.771 euros. Aún así, la fiebre de las criptomonedas va calando también en Asturias.

"Lo que queremos saber es cómo abrirnos a este sistema de pago", añade Álvarez. Al ovetense le acompaña Héctor Pérez, que acude a la charla por unas razones muy similares, aunque también ve la otra cara del bitcoin. La de ser una inversión donde poder invertir una parte de sus ahorros. "Hay que moverse un poco y ya que los bancos no dan nada pues habrá que negociar por otro lado", explica.

Alejandro Fernández defiende que se trata de una moneda que es "totalmente transparente". Y comienza a explicar a los participantes en el taller cómo nacen, cómo se ponen en el mercado y cómo se pueden gestionar los bitcoins. Una de las principales características de esta moneda es que no se puede tocar. Todo es virtual y el monedero no se guarda en el bolsillo, si no en el móvil. Así consigue escapar del control de los reguladores.

El informático ovetense Noel Martín es de los que se logro hacerse tiempo atrás con una pequeña cartera virtual de bitcoins. Era cuando la moneda aún no estaba tan en auge. Reconoce que nunca ha comprado nada con esos pequeños ahorros que con el tiempo han ido revalorizándose como la espuma. De momento es complicado gastarlos, a no ser en compras por internet. Hay muy pocos negocios que los acepten. "De momento es solo para tenerlo ahí", apunta. Entre los asistentes al taller, aclara Alejandro Fernández, sí que había ayer algunos comerciantes o restaurantes que quieren comenzar a operar con esta moneda. "Hay mucho interés", señala.

A Noel Martín, más que las operaciones que se puedan hacer con la criptomoneda, le interesa toda la tecnología que hay detrás. "Soy programador informático y lo que realmente me atrae es si todo esto se va a poder utilizar para hacer otras cosas".

El de la fabricación del bitcoin es un tema complejo, añade Álvarez. La moneda florece en granjas de mineros informáticos. Pese al nombre no tienen mucho de romántico. Generalmente son enormes dependencias repletas de ordenadores y de ventiladores que consumen gran cantidad de energía. El objetivo de las computadoras es verificar mediante un complejo algoritmo que las transacciones que se realizan por internet con bitcoins son correctas. Es lo que se conoce como cadenas de confianza o, en inglés, "blockchain". "Una especie de gran libro de cuentas", añade Fernández. Cada diez minutos se genera uno de esos bloques en los que se recopilan las transacciones cerradas, cada vez más numerosas. Ese trabajo les reporta unos beneficios en forma de bitcoins a los propietarios de las máquinas.

Entre los participantes en el taller también había expertos en derecho. Es el caso de José Ramón Salinas, interesado, asegura, en el ver las implicaciones legales de esta tecnología. "Es el futuro, sin duda", añade.

El bitcoin ha dado un paso más al comenzar a cotizar en el mercado de futuros de Chicago, primer mercado regulado que se abre a la criptomoneda y que puede contribuir a contener su volatilidad. Un movimiento que Alejandro Fernández juzga de especulativo. Y cree que el valor de la moneda se desinflará algo. Su atractivo también tienta en Asturias.

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