La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La semana que crispó los bonos

Gestos de China y Japón, sumados a la rebaja fiscal de Trump y al repliegue de la Fed, tensan los tipos de interés de la deuda

Donald Trump. REUTERS

El FMI mantiene el temor a la formación de "burbujas financieras", según su Informe Global de Estabilidad Financiera de octubre. Y el Banco Internacional de Pagos, de Basilea (BIS), avisó en junio de riesgos de recalentamiento en países emergentes. El BIS cree que economías que ya tuvieron una "burbuja" inmobiliaria, caso de España y EE UU, podrían estar más protegidas. Pero hay discrepancias.

Inmobiliario. En EE UU el precio de la vivienda roza ya el nivel de 2006 (en plena "burbuja") y la economista Carmen Reinhart escribió en diciembre que "los precios de las propiedades están aumentando rápidamente en algunos lugares". En España la recuperación inmobiliaria está muy lejos del "boom" de 2007 en precios y viviendas comercializadas, y el Banco de España descartó en septiembre que se esté repitiendo la "burbuja", pero hay síntomas a vigilar: en el tercer trimestre de 2017 los precios subieron en tasa anual a la mayor velocidad desde 2007 y, según la consultora Savills, España vuelve a liderar la inversión inmobiliaria en el sur de Europa. La agencia de calificación Fitch dijo en octubre que en los centros urbanos de las grandes ciudades españolas ya se aprecian indicios de "burbuja".

Deuda. Por ahora el riesgo capital está en la deuda global (pública y privada), que se halla en niveles superiores a los que hicieron colapsar la economía en 2008. Una subida de tipos elevará el coste de financiar unos débitos que triplican el PIB mundial. Sorprendentemente, y pese a su desproporción, el acaparamiento por los bancos centrales para impulsar la economía ha llevado a los títulos de deuda a cotizar a precios muy elevados y a dar rentabilidades ínfimas, incompatibles con el elevado riesgo de impago. Hoy hay en el mundo la desmesura de 8 billones de deuda con interés negativo, según Deustche Bank. Y, como si no existiese la prima de riesgo, la deuda "basura" europea ha estado rentando últimamente casi lo mismo que la deuda soberana de EE UU. Sandro Naef, consejero delegado de Capital Four, una gran gestora de deuda europea de alto riesgo, dijo en septiembre: "Ha llegado el momento de tener miedo. Estamos en un periodo de euforia o al comienzo de él".

El BIS dijo en septiembre que los préstamos a empresas con alta probabilidad de impago estaban creciendo y que por vez primera habían superado el billón de dólares. Y, en una vuelta a las andadas, se están comercializando nuevas modalidades de titulizaciones de préstamos "subprime": son las obligaciones con préstamos como garantía (Clos).

El expresidente de la Fed Alan Greenspan proclamó por ello en agosto que la gran "burbuja" no está en la Bolsa, sino en la deuda. Y Maurice Obstfeld, economista jefe del FMI, escribió en diciembre que los auges de deuda "suelen acabar mal" aunque esté asociados al crecimiento.

China, Japón y Fed. Esta semana el mercado mundial de bonos dio un aviso y se crispó. Una información de Bloomberg que citó a altos funcionarios chinos (luego desmentida por Pekín) aseguró el miércoles que el gigante asiático, el mayor comprador de deuda de EE UU (posee 1,18 billones), renunciaría a seguir comprando bonos norteamericanos, lo que se interpretó como un aviso de represalia al presidente de EE UU, Donald Trump, si persiste en su amenaza proteccionista contra China. Y el martes, el Banco de Japón anunció que reduce la compra de bonos de su país, lo que supone atenuar su expansión monetaria y la emisión de yenes. La consecuencia fue el alza del yen frente al dólar. Y esto alertó del riesgo de menores compras de bonos de EE UU por Japón, segundo mayor poseedor global: acumula 1,09 billones. Un alza del yen supone que los ahorradores nipones exigirán más rendimiento al bono de EE UU para compensar la merma por el alza del tipo de cambio. Y también entrañará una menor demanda de bonos de EE UU por quienes se endeudaban en yenes para invertir en activos denominados en dólares y ganar la diferencia. El efecto de China y Japón, sumado a las menores compras de bonos por la Fed (que está empezando a adelgazar su balance) tensó al alza los tipos de largo plazo de EE UU. Y esto cuando el Tesoro va aumentar sus emisiones de deuda para financiar el déficit adicional de 1,5 billones que va a generar en los próximos diez años la rebaja de impuestos de Trump.

Compartir el artículo

stats