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El carbón térmico supuso más del 30% de los tráficos de El Musel el año pasado

La caída en la generación hidroeléctrica por la sequía motivó un aumento del 52% en la importación de mineral para las centrales termoeléctricas

A la derecha, el parque de carbones de El Musel en la explanada de Aboño, con la central térmica de EDP al fondo a la izquierda. MARCOS LEÓN

Una de las consecuencias de los cierres de centrales térmicas sería la reducción de tráficos por el puerto de El Musel, el principal puerto granelero de España, cuya actividad tiene dos pilares fundamentales: los tráficos de Arcelor-Mittal y las importaciones de carbón para seis centrales termoeléctricas de Asturias, León y Palencia. Prueba de lo que se juega el puerto gijonés en este envite es que casi un tercio de sus tráficos el año pasado fueron carbones de uso térmico, en su inmensa mayoría destinados a la generación de electricidad. De los 21,73 millones de toneladas que transitaron por El Musel en 2017, un total de 6,61 millones fueron carbón térmico, lo que representa un 30,42% del total.

La cifra que no se alcanza todos los años. El promedio anual de carbón importado para las centrales térmicas en el último lustro ha representado un 20% de los tráficos portuarios. El motivo es que hay importantes fluctuaciones anuales, en función de si el año es más o menos lluvioso. La sequía de 2017 es lo que explica que las descargas de carbón térmico por El Musel fueran 2,26 millones de toneladas más que en 2016, esto es, un incremento del 51,91%. La falta de agua para la generación hidroeléctrica implica un mayor funcionamiento de las térmicas de carbón y, por tanto, el aumento de las importaciones por el puerto de El Musel. Otro factor que influye en la variabilidad es que Gas Natural Fenosa opta en ocasiones por usar el puerto de El Ferrol en vez de El Musel para sus suministros a la térmica de La Robla y lo mismo ocurre con Endesa, que puede optar por el puerto de Santander para suministrar a la térmica leonesa de Compostilla.

La mayor parte del carbón térmico que llega a El Musel se descarga a través de la terminal de graneles sólidos, Ebhisa, por la que en 2017 pasaron 5,42 millones de toneladas de hulla frente a los 1,19 millones que llegaron a otros muelles del puerto.

La incidencia de la descarbonización que promueve la Unión Europea y por la que también apuestan Iberdrola y otras eléctricas con interés en dar más actividad a sus ciclos combinados de gas es importante para las cuentas de El Musel, que está amortizando una ampliación portuaria concebida en su día para hacer transbordos de carbón y mineral de hierro desde El Musel a otros puertos de Europa. También lo es para su principal terminal, Ebhisa, esta última pendiente de la privatización -por decisión del Consejo de Ministros- de la mayoría accionarial que tiene en la misma la Autoridad Portuaria de Gijón.

Fuentes sindicales consideran que en cualquier caso el futuro de Ebhisa no llegaría a estar comprometido, dado que entre los tráficos de Arcelor (habitualmente más de 9 millones de toneladas de mineral de hierro y carbón siderúrgico), los de EDP para sus centrales de Aboño y Soto de Ribera y los de otros importadores de carbón como Lissan Coal Company, Química del Nalón e Industrias Doy, la terminal tiene prácticamente garantizados los 12 millones de toneladas anuales.

EDP ha acometido importantes inversiones medioambientales en el grupo dos de la térmica de Aboño y en el último grupo de carbón que le queda en Soto de Ribera, que es el que también absorbe la producción de Hunosa. Entre Aboño y Soto de Ribera, EDP consume al año unos 2 millones de toneladas de carbón de los 4 millones de promedio anual que llegan para las cinco térmicas que abastece El Musel, incluyendo las de Lada y Velilla de Iberdrola, a las que se destinan unas 800.000 toneladas anuales.

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