Es casi la una de la tarde. Frente a la sede de la Seguridad Social en la calle Santa Teresa de Oviedo se concentran miles de pensionistas protestando por la raquítica subida que han tenido sus pagas este año. Uno de ellos saca un retrete y anuncia a grito pelado: "El que quiera tirar la carta que le ha enviado F. B. (la ministra de Empleo, Fátima Báñez) que la ponga aquí". La langreana Anita Sirgo no lo duda. Rompe en dos el sobre y su contenido y lo deposita en el improvisado retrete. No es la única. "Mandarnos esta carta es reírse de nosotros, es una vergüenza", dice la pensionista visiblemente indignada. La pensión le subió 0,35 céntimos, añade, "vale más el sobre en el que mandan la carta que la subida".

Había quien echaba de menos a los jóvenes en la protesta. José Díaz era de los que iba en primera línea de la manifestación. "Esta juventud debería de manifestarse con los pensionistas porque ellos van a ser los más perjudicados en el futuro, que se queden con el botellón, que sigan así, que vamos bien", reprochó en tono irónico.

Miles de pensionistas protestaron contra la raquítica subida del 0,25 de las pagas de retiro para este año. La protesta, que partió a las once y media de la estación de Renfe y en la que los manifestantes cantaron consignas como: "Sin lucha, no habrá hucha", o "Ladrones, devolved lo que habéis robado". No faltó tampoco el "Manos arriba, esto es un atraco", cuando la cabecera de la manifestación llegó a la Junta General. También resonó el "Somos pensionistas, no terroristas".

Dentro de la marcha había algunas historias personales dramáticas. María Jesús Álvarez tiene una pensión de 400 euros. "Hay que estirar mucho la paga y privarse de muchas cosas de comer", reconoce.

La protesta estaba convocada por la Asociación de Pensionistas de Asturias (APA) y la de Gijón (APG), y contó con el apoyo de los sindicatos UGT y CC OO. Reunió, coincidieron tanto los organizadores como la Policía, a unos 5.000 manifestantes. Los portavoces de las asociaciones resaltaron el éxito de la llamada

El presidente de la APA, Pepe Fuertes, reivindicó que las pensiones suban al mismo ritmo que el IPC y reclamó una reforma de la Constitución para poder "blindar" estas pagas y de esta forma evitar que el Gobierno pueda meter mano para perjudicar a un colectivo que en Asturias está formado por 250.000 personas.

Igual de duro se mostró el líder de la Asociación de Pensionistas de Gijón, Boni Arias, que tildó de miseria la subida del 0,25%. "Vamos a echar las cartas al inodoro", anunció. Y defendió un incremento del salario mínimo y de la pensión de hasta los 1.080 euros al mes.

La protesta acabó al ritmo de la cucaracha con una letra escrita por los miembros de las dos asociaciones. Decía así: "Con el cero veinticinco, vamos facer una fiesta porque ya vivir podemos, con esta tamaña renta, en la plaza nos veremos y un globo vamos a soltar, pa enviar a la ministra, con la virgen a rezar".