Representantes de destacadas empresas familiares subrayaron ayer la necesidad de adaptarse al cambio tecnológico en sus respectivos negocios para preservar la competitividad y ensalzaron tambien el arraigo territorial de este tipo de compañías y su flexibilidad para adecuarse a las exigencias del mercado. "La mayoría de las veinte empresas de astilleros que quedan en España son de titularidad familiar", subrayó Álvaro Platero, presidente de Gondán.

El también presidente de la patronal del sector de la construcción naval (Pymar) participó en un coloquio organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) y la firma Garrigues, en colaboración con el Banco Sabadell y la Asociación de la Empresa Familiar, cuyo presidente, Pedro Ortea, actuó como moderado. Platero, así como María Cardín, del grupo El Gaitero; Antonio Cosmen Alonso, de Plenus Alianza, con actividad en hotelería y transporte de mercancías, y Emma Antolín, de Grupo Antolín, multinacional burgalesa de componentes del automóvil, expusieron algunos de los desafíos de sus corporaciones y la singularidad que supone afrontarlos desde compañías de base familiar. "Las empresas familiares tenemos una estructura de poder más centralizada y definida que otras, lo que nos hace más ágiles en la toma de decisiones, y eso el proveedor o el cliente lo suele apreciar", reflexionó Antonio Cosmen. Y auguró sobre una de las actividades de su compañía: "Quizá lleguemos a ver flotas de camiones sin conductor".

"Apostamos por hacer barcos tecnológicamente cada vez más sofisticados", comentó Platero sobre la estrategia de Gondán. María Cardín subrayó cómo el sector sidrero encara en el mercado español la competencia con "nuevos jugadores", como Heineken o Hijos de Rivera (Estrella de Galicia). Emma Antolín resumió: "Lo más importante es no perder competitividad".