Asturias ha perdido 40 posiciones en tres años en el ranking de las 276 regiones europeas en razón del PIB (producto interior bruto) por habitante, medido en términos de igualdad de poder adquisitivo. Según la oficina estadística europea (Eurostat), Asturias, que en 2013 ocupaba el lugar 143º., culminó 2016 (cuyos datos fueron hechos públicos anteayer) en el puesto 183º. Pese a este desplome progresivo durante tres años consecutivos respecto al conjunto de los de los otros 275 territorios regionales de la Unión Europea, Asturias se haya en una posición relativa mucho mejor que en 2011, cuando había caído al lugar 244º.
Sin embargo, la tendencia constante ha sido de divergencia respecto al promedio del PIB per capita europea. En 2011 el producto generado por la actividad económica asturiana por cada habitante equivalía al 91% de la media europea y desde entonces ha mantenido una trayectoria de creciente distanciamiento: en 2013 había caído al 84%, en 2014 se redujo al 80% y en 2015 equivalía al 79%. En 2016 (el último año del que se disponen mediciones oficiales) Asturias se mantuvo en el 79%, con lo que se frenó la tendencia de acelerado desacople que había seguido en ejercicios precedentes, bien por un empeoramiento respecto al promedio europeo o porque el avance asturiano fue inferior a la progresión protagonizada por el conjunto europeo.
La medición del PIB por habitante está muy penalizada en Asturias porque el producto potencial de un área económica guarda relación (entre otros factores) con las condiciones demográficas. A un envejecimiento acusado (y Asturias está en cabeza) y a una pérdida demográfica (y el Principado acumula 33 años de crecimiento vegetativo negativo) suele corresponder menos dinamismo, iniciativa y PIB. Pero además, al dividir el PIB por el total de la población en vez de por la población activa, el saldo vuelve a empeorar por un efecto estadístico, dado que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), Asturias es la comunidad con menos población activa (50,67% frente al 58,8% de media nacional) y, por lo tanto, la que tiene menos fuerza laboral (uno de los factores de producción) en relación a su población total.
España, que también divergió y empeoró su situación relativa entre 2012 y 2015 respecto a la media europea, giró al alza por vez primera en 2016: mantuvo la misma posición que en 2015 (es el 14º. país de los 28 en PIB por habitante medida en paridad de poder adquisitivo) y recortó dos décimas de distancia respecto al promedio europeo, situándose al cierre de 2016 en el 92% de la media frente al 90% de 2015. Pese a ello, su posición sigue siendo peor que al final del mandato de Zapatero: en 2011 España estaba en el 96% del promedio de la UE y ocupaba el puesto 12º. entre los 28 estados miembros.
