El anuncio de una nueva escalada en las escaramuzas proteccionistas del presidente estadounidense, Donald Trump, con la imposición de aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y del 10% a las entradas de aluminio en EE UU, golpeó ayer a las principales Bolsas del planeta y desencadenó reacciones en cadena, alertando de una espiral de represalias que amenaza con llevar a la economía global a la repetición de las erradas y dañinas guerras comerciales del pasado.

Con los parqués de Asia, Europa y América zarandeados por los desplomes por segunda vez en un mes, Trump echó más leña al fuego: anunció nuevos "aranceles recíprocos" a los países que adopten medidas de revancha por su decisión y, en un mensaje tan incendiario como lacónico, proclamó que "las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar".

EE UU compró el año pasado al resto del planeta 35,6 millones de toneladas de acero, según la consultora Wood Mackenzie, más de siete veces la producción siderúrgica de Asturias. Se trata del mayor importador mundial de productos siderúrgicos.

En consecuencia, el anuncio de gravámenes disuasorios a la entrada de acero extranjero en EE UU tumbó los mercados asiáticos porque presupone que los grandes exportadores mundiales (caso de China, Corea del Sur, Taiwan, Turquía y otros) perderán parte del mercado estadounidense, reducirán ventas y afrontarán un hundimiento de precios.

Las Bolsas de la UE se sumaron a la corriente bajista, temerosas de que los excedentes se reorienten fundamentalmente hacia el mercado europeo. De este modo, los grupos siderúrgicos de la UE, también penalizados por los aranceles estadounidenses (la UE exportó acero a EE UU en 2017 por valor de 5.300 millones de euros y aluminio por 1.100 millones), podrían afrontar una masiva penetración de productos que desplomen los precios internos y acrecienten los "stocks".

Arcelor-Mittal, la mayor compañía de acero del planeta y dueña de las plantas siderúrgicas de Asturias -y que ayer fue uno de los valores más castigados en el parqué (cayó el 3,61%)-, aseguró que está "evaluando los posibles efectos que la medida anunciada pueda tener para nuestras plantas así como su posible implicación para la siderurgia mundial". Arcelor-Mittal, que tiene una veintena de plantas de acero en EEUU con 20.000 empleos, puede verse beneficiada en el abastecimiento del mercado interior, pero EE UU sólo representa el 20% de su producción mundial. En Europa elabora el 47% del acero que produce.

Aunque los valores siderúrgicos estadounidenses se apreciaron en Bolsa en la expectativa de una reducción de la competencia extranjera y del consiguiente alza de precios y aumento de la producción, Wall Street también entró en pérdidas porque un encarecimiento del acero golpea a la industria norteamericana del automóvil, electrodomésticos, aeronáutica, construcción y otros muchos sectores consumidores de acero, con un peso en conjunto muy superior al de las fábricas de acero en los parqués, el PIB y el empleo del país. Este nuevo choque alcista de costes amenaza con elevar la inflación y, en consecuencia, los tipos de interés en EEUU. Este riesgo fue el que tumbó las Bolsas entre el 2 y el 9 de febrero. Ayer volvieron a caer: Madrid perdió el 2,13%; París, el 2,39%; Fráncfort, el 2,27%; Londres, el 1,47% y Milán, el 2,39%. Tokio retrocedió el 2,5%. Nueva York cerró mixto: el Dow Jones cedió el 0,29% y el S&P 500 ganó el 0,51%. Latinoamérica se sumó en general al rojo.

Con independencia de estos efectos directos sobre la industria del acero, las expectativas de inflación y las condiciones de financiación de la economía, el rearme arancelario de Trump convulsionó a las Bolsas porque supone un aviso serio de espiral en la deriva proteccionista y en la guerra comercial en el mundo. "El riesgo de escalada es real", dijo el director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Roberto Azevêdo, y la UE admitió el peligro de un "efecto dominó".

El ministro socialdemócrata alemana de Exteriores en funciones, Sigmar Gabriel, y el sindicato metalúrgico germano pidieron reacciones inmediatas a la UE, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, anunció que el miércoles propondrá un respuesta "rápida, firme y con proporcionalidad". Entre otras medidas, se prevé encarecer los derechos de importación de productos estadounidenses, principalmente las motos Harley-Davidson, el "whiskie" Bourbon y los pantalones tejanos Levi's, dijo Juncker. La patronal siderúrgica española (Unesid) propuso actuar con "cautela", aunque admitió, en declaraciones a Radio Nacional de España, "el temor ante una posible avalancha de productos hacia Europa a precios de derribo". Las autoridades de Canadá, México, Rusia y China, entre otros países, también criticaron los aranceles de Trump.

La decisión de Trump afecta de manera frontal a la industria asturiana. La estadounidense Alcoa tiene una planta de aluminio en Avilés y la fábrica de Arcelor-Mittal en Gijón ya perdió opciones de venta de carril y alambrón el año pasado en EEUU por un arancel específico que creó Washington para estos productos largos.