Asturias forma parte de las regiones españolas donde es mayor la incidencia de las ausencias al trabajo por enfermedad, según un informe conocido ayer que hace una aproximación al coste que para las empresas suponen en conjunto las bajas laborales y el absentismo no justificado: 1.106 millones de euros, una cantidad equivalente al 5% del producto interior bruto (PIB).

El servicio de estudios de la agencia de empleo Randstad ha realizado, a partir de datos de la Encuesta de Población Activa y otras fuentes estadísticas, una tentativa de medir el absentismo laboral en las regiones españolas, entendido por absentismo tanto las ausencias al trabajo que se producen por enfermedad o accidente como las que no están justificadas por esos motivos ni por tratarse de descansos, vacaciones u otras situaciones análogas. Uno de los resultados es el mapa que aparece en el gráfico superior y que sitúa a Asturias, emparejada con Castilla y León, como la segunda región donde es mayor la proporción de trabajadores (4,9%, unos 20.000) que como media diaria no acudieron a sus puestos durante el tercer trimestre de 2017. El País Vasco (5,2%) es la única comunidad con una tasa más elevada. En cambio, la incidencia del absentismo injustificado es en Asturias (1,3% de los ocupados) igual al promedio española. Los peores datos corresponden a Castilla y León (1,9%) y País Vasco (1,7%).

El mapa del absentismo muestra que, por lo común, los índices superiores a la media están situados en la zona Norte. Ese sesgo puede estar conectado con la estructura productiva y en particular con la mayor relevancia en la España septentrional de las actividades industriales, las que generalmente presentan mayores ausencias de trabajadores. Suele ser así porque la industria presenta los niveles más altos de siniestralidad laboral y también es el sector con un mayor número de enfermedades profesionales reconocidas. De acuerdo con el informe de Ranstad, el absentismo en la industria asturiana afecta al 5,4% de los ocupados en el sector, frente al 3,2% de la construcción y el 4,9% de los servicios. Entre estas últimas actividades, son frecuentes las bajas laborales en los servicios asistenciales, caso del personal de residencias de la tercera edad. A escala nacional, el índice de absentismo en este subsector se acerca al 7%.

Otras cifras de la Seguridad Social indican que durante 2017 las bajas laborales por razones médicas aumentaron en Asturias, continuando una tendencia iniciada en 2014 con el comienzo de la recuperación económica. La tasa de prevalencia de las bajas con duración superior a 15 días fue la tercera mayor de España, por detrás de las observadas en Cantabria y Canarias. Ese indicador recoge información tanto del número de casos como de su duración. En los períodos de crisis, el absentismo baja por el temor a perder el empleo, que puede llevar a los asalariados a trabajar estando enfermos (una forma de presentismo). La tasa asturiana de prevalencia tocó fondo en 2012 y hoy es un 60% superior a la de entonces.

Randstad estima que las ausencias al trabajo, justificadas o no, suponen un coste económico superior a los 50.000 millones de euros en España, de los que algo más de 1.100 millones corresponden a Asturias. El cálculo tiene en cuenta, además de los costes directos de las empresas (pago de la prestación de incapacidad temporal y de las cotizaciones y contratación de sustitutos), otros factores como las pérdidas de productividad y eficiencia y el coste de oportunidad en la producción de bienes y servicios.