Duro Felguera perdió el año pasado 254,49 millones, la cifra más elevada en sus 106 años de historia. La compañía lo atribuyó a "una revisión muy rigurosa de las obras y proyectos y curso", a la caída de la actividad a consecuencia de la delicada situación financiera del grupo y a los márgenes negativos derivados del mayor peso relativo de los costes de estructura. Todas las líneas de negocio (salvo la de servicios) arrojaron un resultado operativo (ebitda) negativo, incluido los talleres, que vuelven a pérdidas tras tres años en beneficios.

La compañía tuvo unas ventas de 624,12 millones (el 12% menos) y, aunque contrató obra por 676 millones (el 7,8% menos), su cartera de carga de trabajo se redujo el 47,2%, hasta los 1.161,7 millones. La deuda financiera neta del grupo creció en 47,13 millones, hasta los 271,88 millones, y la bruta se situó en 362,46 millones. Las pérdidas cuantiosas han situado el patrimonio neto consolidado en negativo (-164,8 millones), lo que es causa de disolución. Para evitar este desenlace, el grupo prevé ejecutar una ampliación de capital para restablecer el equilibrio.

La fractura en el consejo se enconó en una sesión que se prolongó el martes desde la mañana hasta casi la una de la madrugada y en la que se recrudecieron las tensiones entre el sector que apoya al presidente de la compañía, Acacio Rodríguez (integrado por los vocales independientes), y el bloque que lidera del expresidente Ángel del Valle, representante del mayor grupo accionarial (familia Álvarez Arrojo, dueña del 24,39% de Duro) y que cuenta con tres vocales. La representante del segundo accionista (familia Arias, dueña del 10,29%, y que ocupa la vicepresidencia) se distanció por vez primera de las posiciones de sus socios y amigos Álvarez Arrojo. Con ello, la correlación de fuerzas (hasta ahora 4 frente a 4, un empate que podía romperse con el voto de calidad del presidente) se orientó hacia un 5 a 3.

El grupo que lidera el presidente mantuvo la determinación de aflorar un volumen elevado de pérdidas para clarificar riesgos y hacer un ejercicio de credibilidad ante la banca acreedora y los posibles inversores dispuestos a inyectar capital en Duro para, junto con la quita de deuda por la banca y la concesión de liquidez y avales, reflotar el grupo. Del Valle mantiene el pulso para promover el concurso, que rechazan bancos, directivos, plantilla y sindicatos. El grupo Arrojo firmó las cuentas pero con salvedades, por lo que quedaron pendientes de auditar, y no firmó el informe de gobierno corporativo. El fondo británico Signal Capital culminó la compra a Duro de su sede en Madrid y de otro edificio vacío de oficinas por un importe no precisado. La operación fue asesorada por Optimus Global Investors. Duro quiere reducir en el 20% el coste de su masa salarial, excluida la plantilla que ejecuta obra en el extranjero.