Román Escolano, sucesor de Luis de Guindos al frente del Ministerio de Economía, se puso ayer al frente del discurso según el cual en España se ha producido una mutación de hondo calado el modelo productivo. El actual será el quinto ejercicio de recuperación del crecimiento, con un avance del 2,7% del producto interior bruto (PIB), cuatro décimas superior a la anterior previsión del Ejecutivo, subrayó Escolano sobre un pronóstico que calificó como "prudente". El cambio estructural se refleja, añadió, en que España va a encadenar otro año de crecimiento con superávit en los intercambios financieros con el exterior (sin déficit y sin crecimiento de la aún abultada deuda externa), algo inhabitual en el historial económico del país. Es consecuencia, enfatizó el ministro, del avance de la actividad exportadora y de la competitividad de la empresas. "Antes avanzábamos con un sólo motor y ahora lo hacemos con dos; los dos reactores de la economía están funcionando a la vez, lo que indica que el crecimiento es sostenible", señaló Román Escolano en alusión a la demanda interna (consumo e inversión) y a la demanda externa (bienes y servicios destinados a la exportación). "Nos hemos convertido en una potencia exportadora", comentó también Escolano al hablar del saldo de intercambios con el exterior, muy favorecido en estos años por una magna expansión del turismo extranjero, a su vez impulsada por las dificultades geopolíticas en destinos competidores.

El crecimiento de 2018 se traducirá, según los cálculos del Gobierno, en la creación de 475.000 empleos netos. De ser así, el país acabará el año con 19,5 millones de ocupados, "en disposición de alcanzar el objetivo de los veinte millones", dijo el ministro de Economía a propósito de las cifras que con frecuencia menciona Mariano Rajoy como objetivo de la legislatura.

Conforme a los mismos pronósticos, la tasa de paro bajará del 17,2% observado en 2017 al 15,5% al final de 2018.

Escolano añadió que España crecerá este año impulsada por el avance que experimentará la economía mundial y en particular la zona euro, principal socio comercial. El Gobierno tiene además la expectativa de que se disipen los posibles impactos económicos de la crisis secesionista catalana, y está detectando este año un aumento vigoroso de la inversión empresarial en el país.