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La incipiente guerra comercial de Trump tiene en vilo a las Bolsas

Los parqués de Asia y Europa se contagian de la caída de Nueva York la víspera tras la represalia china a los aranceles de EE UU

La incipiente guerra comercial de Trump tiene en vilo a las Bolsas

Las incipientes escaramuzas de guerra comercial entre EE UU y China tiñeron ayer de rojo a la mayoría de los principales parqués de Asia y Europa, pese a que Nueva York cerró la sesión al alza tras el correctivo que sufrió la víspera. Shanghai cedió el 0,84%; Tokio, el 0,4; Francfort, el 0,78; Londres, el 0,37; París, el 0,29 y el principal índice de la Bolsa de Madrid, el 0,53. En lo que va de año el Ibex 35 pierde el 4,92%. El índice europeo Eurostoxx cedió el 0,4. Milán terminó al alza: repuntó el 0,44%.

La entrada en vigor el lunes de penalizaciones de China a 128 productos estadounidenses por un importe de 3.000 millones de dólares han reabierto las tensiones en los mercados. El lunes, la Bolsa de Nueva York encajó el golpe con caídas de los índices Dow Jones (-1,9%); S&P 500 (-2,23) y Nasdaq (-2,74). Esta reacción se contagió ayer a otros continentes.

La decisión de Pekín es una represalia y primera advertencia a Washington tras los aranceles decretados por Donald Trump por 60.000 millones contra bienes de la potencia asiática.

Esta nueva escalada en las crecientes hostilidades comerciales inquieta a los inversores, temerosos de que se enconen las posiciones y se produzca una verdadera guerra comercial que repita los errores de los años 30.

Los parqués abandonaron en febrero la placidez y complacencia optimista que caracterizó el año 2017, marcado por una insólita ausencia de volatilidad. Ahora Trump se ha erigido en un factor desestabilizador: hubo convulsión bursátil el 5 de febrero por el temor al alza de la inflación y de los tipos de interés en EE UU tras su rebaja fiscal, y se produjeron nuevas caídas el 1 de marzo, con el anuncio de aranceles al aluminio y al acero, y el 22 de marzo con la decisión de aplicar gravámenes a China por 60.000 millones.

Los mercados temen la espiral proteccionista porque los aranceles frenan el comercio y todas las grandes crisis fueron anticipadas por caída en los intercambios globales. El proteccionismo es además inflacionario y esto hace temer una subida de tipos acelerada, lo que frenaría a la economía, castigaría a la renta variable, dañaría la cuenta de resultados de las empresas y la capacidad adquisitiva de las familias endeudadas, y podría causar un estallido de la "burbuja" de la deuda. La curva de tipos de interés está aplanándose en EE UU (lo que suele ser aviso de corrección) y un repunte de las tasas a corto lo agravaría. Se teme además la pérdida de acceso de las compañías de EE UU y otros países al mercado chino, el mayor del mundo con 1.300 millones de habitantes, y cuando el peso económico mundial lleva años desplazándose hacia Asia.

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