Antonio Mexia, presidente del grupo energético portugués EDP, propugna, como prioridad de su gestión, que la compañía persista en solitario y reclamó para ello el apoyo de sus accionistas. "Mi prioridad es que esta compañía controle su propio destino. Sólo necesitamos la confianza de nuestros accionistas, socios, colaboradores y clientes", dijo ayer el máximo dirigente de EDP al diario lisboeta "Jornal de Negocios" en sus primeras declaraciones tras conocerse el lunes que la multinacional francesa Engie sopesa plantear una oferta de adquisición de acciones sobre EDP.

EDP, dueña en España de la antigua compañía eléctrica asturiana Hidrocantábrico (actual EDP España), está participada de forma relevante por el Estado chino (dueño del 26,3%) a través de la compañías públicas CTG y Unic, y entre los titulares del grupo lisboeta hay varios fondos de inversión, fondos soberanos y la alianza de los grupos asturianos Masaveu y Liberbank, que suman el 7,2% y son los terceros mayores propietarios.

La italiana Enel (dueña de Endesa) y la española Gas Natural Fenosa también han mostrado interés por EDP. Mexia considera que la principal fortaleza de EDP es su apuesta por las energías renovables desde hace años a través de su filial EDP Renovaveis, con sede en Oviedo y tercer operador mundial. "Nosotros anticipamos esta revolución y, por lo tanto, estamos controlando nuestro destino", dijo. En declaraciones a "El Economista" indicó que las térmicas asturianas de carbón Aboño y Soto de Ribera llegarán "como máximo a 2030".