Lo que vamos a reivindicar este 1 de mayo en las calles de Langreo son demandas claras y razonables, que responden a los intereses de la mayoría ciudadana: más y mejor empleo, salarios decentes, pensiones dignas, igualdad. Exigencias que los gobiernos y empresarios deberían atender. De otra manera, la movilización será creciente y el conflicto generalizado.

Porque la sociedad está harta. Y tiene motivos. La economía de nuestro país lleva cuatro años seguidos creciendo, y hay más empresas con beneficios que antes de la crisis, pero la desigualdad y la pobreza están en niveles muy superiores a los que había antes de 2008. De hecho, España ostenta la medalla de bronce en la Unión Europea en cuanto al número de trabajadores pobres.

El crecimiento sin reparto es injusto y está generando un clima cada vez más extendido de rechazo. Si hace unos años denunciábamos que la crisis era una estafa, ahora la cantinela de la recuperación se ha convertido en una burla.

Asturias reproduce la misma injusticia. Nuestra comunidad autónoma creció el 3,5% el pasado año, pero eso no se tradujo en la misma medida en creación de empleo, en mejora de las condiciones de trabajo, ni aumentos salariales generalizados, o una mayor protección por desempleo. Al contrario. Y tenemos un Gobierno que sigue sin estar a la altura de las necesidades de la región, incapaz de liderar la defensa de nuestros intereses en Madrid.

Necesitamos más y mejor empleo porque la tasa de paro sigue siendo insoportable, y la precariedad se ha convertido en una epidemia, con nuevas fórmulas abusivas de organizar el tiempo de trabajo al capricho empresarial que están extendiendo una nueva y sutil forma de "esclavitud".

En cuanto a los salarios, la clase trabajadora lleva mucho tiempo sufriendo la moderación, la contención, cuando no la rebaja (en los años de crisis se perdió un 7% de poder adquisitivo) que nos vendieron como inevitable. Pero ahora que hay margen para subir los salarios, y que recuperen capacidad de compra, la patronal se resiste. Una patronal reaccionaria, anclada en las tesis explotadoras de Díaz Ferrán, aquello de "trabajar más y cobrar menos".

Desde CCOO entendemos que para dignificar el trabajo se deben incluir además cláusulas de garantía salarial en la negociación colectiva, recuperar el papel central de los convenios sectoriales y derogar los aspectos más regresivos de la reforma laboral. Porque no olvidemos que han sido precisamente las reformas laborales y las políticas extremas de austeridad impuestas por el Gobierno las que han empobrecido a la sociedad.

También tenemos que hablar de pensiones, exigir su garantía y mejora. Porque las medidas coyunturales, parciales y erróneas del Gobierno del PP no corrigen los efectos negativos de la reforma de 2013. Por eso, lo hemos hecho en los últimos meses y lo seguiremos haciendo: movilizarnos para exigir el sostenimiento del sistema público y unas pensiones dignas.

Y reclamamos entornos laborales seguros y saludables, porque no puede ser que en este país doce personas a la semana no puedan regresar a sus casas por perder la vida en accidentes de trabajo.

De igual modo, vamos a continuar reivindicando la igualdad, denunciando las brechas de género y las violencias machistas que siguen golpeando (y matando) a las mujeres.

Tampoco olvidaremos a los 300 sindicalistas encausados o condenados por manifestarse o participar en piquetes informativos, por defender las reivindicaciones de la mayoría.

Estamos cargados de razones, decididos a reclamar un cambio de orientación de las políticas y obligar a las organizaciones empresariales y al Gobierno a incrementar los salarios, las pensiones y luchar contra la precariedad y la desigualdad. Si no, como venimos advirtiendo, la protesta irá a más. O dicho de otra manera, "o reparto o conflicto".