La situación del tren de chapa va a peor. El taller, uno de los tres acabadores que Arcelor-Mittal tiene en Veriña (Gijón), no levanta cabeza y en el primer trimestre volvió a estar en pérdidas. Así se lo transmitió la dirección de la multinacional a los sindicatos en una reunión para evaluar el llamado Acuerdo de Competitividad en Asturias y que tuvo lugar ayer. Fue dos días después de que la empresa se levantara de la mesa en la que se estaba discutiendo el ajuste que se pretendía aplicar en chapa. Las centrales sindicales afearon a la compañía esa actitud, al considerar que cuando se suspendió el diálogo se estaba cerca de llegar a un principio de acuerdo.

Vista la grave situación económica del taller, que se pasó todo 2017 y los tres primeros meses de este año en números rojos, Arcelor amenaza con tomar medidas unilaterales y aplicar un ajuste sin contar con los sindicatos. Sería eso o cortar la fuga de agua de forma drástica, clausurando el tren de chapa, lo que podría tener consecuencias negativas además sobre el resto de la producción de la siderúrgica en Asturias.

Los sindicatos reprocharon a la dirección de la empresa su actitud al abandonar la negociación el lunes cuando el acuerdo estaba a un paso, según su versión. En el momento en que Arcelor abandonó la mesa ya se había pactado la amortización de 30 puestos, según desvelaron las centrales, con lo que tan sólo quedaban cinco por negociar. Esos trabajadores dejarían el tren de chapa sin medidas traumáticas, es decir, sin despidos. En el encuentro de ayer la multinacional pidió a los sindicatos "reflexión" porque la situación es cada vez más complicada. Las centrales instaron a los responsables de recursos humanos a que vuelvan a sentarse y retomar la negociación del taller donde la habían dejado.

Fuentes de Arcelor se limitaron a decir, tras el encuentro de ayer, que "los sindicatos han pedido que se mantenga el ámbito de la negociación en Asturias, y no elevarlo a la comisión de seguimiento de Madrid. Tomamos nota de su petición y les daremos respuesta en breve". Esa posible mudanza de la mesa de negociación (de Gijón a Madrid) supondría que en la discusión no podrían participar los representantes de la CSI, porque no cuentan con la representación suficiente, algo que ni los sindicatos mayoritarios ven con buenos ojos, ya que consideran que las reuniones deben ser lo más transparentes que se pueda.

"No entendemos que la empresa abandonara la reunión del lunes porque las posturas estaban realmente cerca, faltaban sólo unos flecos", sostiene el portavoz de UGT, José Manuel Díaz. Los sindicalistas aseguran que comprenden que la situación del taller es delicada y que habrá que tomar medidas drásticas para conseguir sacarlo a flote, pero le han exigido a la multinacional un grado más de flexibilidad. Por ejemplo, para retribuir mejor a los trabajadores que tras el ajuste de empleo tengan que asumir más responsabilidades y una mayor carga de trabajo. Quieren también que se invierta en modernizar un taller que "lleva años de la mano de Dios". "Queremos que se haga una reforma en serio y por completo en el taller", expuso José Manuel Castro, de CC OO. Y añadió: "Este parón en las negociaciones no beneficia a nadie, y menos al tren de chapa".

En un principio, Arcelor se había comprometido a invertir dos millones de euros en esa planta (en la que trabajan 373 personas) para automatizar muchos de los procesos que ahora se hacen de forma manual. Pero los trabajadores reclaman un mayor compromiso y esfuerzo para relanzar el taller antes de que termine ahogado por las pérdidas.