El procedimiento de la oferta pública de adquisición de acciones (OPA) formulada por la empresa estatal china CTG para controlar Energías de Portugal puede durar casi un año, según estimaciones de expertos. Si finalmente la OPA llega la mercado y es aceptada por los accionistas en los términos planteados por la corporación asiática, la operación necesitará autorizaciones administrativas de una quincena de organismos pertenecientes a ocho países diferentes. Uno de los filtros está en EE UU. Los activos en energías renovables que EDP tiene en el país hacen necesario un permiso de la Comisión de Inversión Extranjera en EE UU. Las tensiones comerciales entre Washington y Pekín por la política proteccionista de Donald Trump arrojan dudas sobre la viabilidad de tal autorización.