Industrial Química del Nalón ha completado todas las inversiones que tenía previsto realizar para rebajar drásticamente sus emisiones contaminantes, como exige la regulación ambiental. El presidente del grupo empresarial, Rufino Orejas, anunció ayer, durante una jornada de puertas abiertas de la factoría de Trubia (Oviedo) para celebrar el 75.º aniversario de la compañía, que la factoría se encuentra ya "muy por debajo de los límites legales". "Hemos cumplido con creces el compromiso que teníamos con el Principado", señaló orgulloso.

A la puerta de la planta química donde nació este grupo industrial, los olores se mezclan. El del alquitrán se impone sobre el resto. Al pie de los enormes tanques que almacenan los materiales, Orejas señala que el grupo se enfrenta a dos desafíos. Primero cita el de la globalización, que lleva acompañada la competencia procedente de países con menos costes sociales y exigencias medioambientales más laxas. "Tenemos que esforzarnos para suplir esas desventajas, mediante una mejor organización del trabajo", señala. El segundo reto es la mayor concienciación de la sociedad con los temas ambientales. Aunque en este caso, Química del Nalón ya ha hecho los deberes que se le exigían, remarca la empresa.

Ramón Luis Alonso, trabajador de la factoría, ejerce de guía en esta jornada de puertas abiertas. "Aquí se procesan 260.000 toneladas de alquitrán al año de las que se sacan un 50% de brea, un 40% de aceites y un 10% de naftalina", señala mientras deja atrás uno de los grupos de destilación. Al fondo hay un almacén lleno de naftalina de diferentes purezas, pero blanca como la nieve. El contraste es brutal teniendo en cuenta que ese producto se consigue de otro, el alquitrán, que es negro como el carbón, y que llega, principalmente, a través del puerto de San Juan de Nieva desde el centro y el este de Europa.

Las vías de Feve cortan por la mitad el complejo industrial como si fueran una espada. Al otro lado del ferrocarril se acumulan tanques cargados de brea, uno de los principales productos que comercializa Química del Nalón desde Trubia. Los sacos están en otro almacén. "Son para uno de nuestros mejores clientes, en Argentina", aclara Alonso.

La jornada de puertas abiertas acaba en el Casino de Trubia, donde trabajadores, exempleados y vecinos atienden a las explicaciones de Rufino Orejas. El empresario tira de árbol genealógico y recuerda al fundador de la compañía, su abuelo Francisco Orejas, y tiene unas emotivas palabras también para su padre, Luis Orejas. El acto festivo lo cerró la actuación del Coro "Manín de Lastres", que interpretó "España, patria mía" y "La Santina", entre otras. Para acabar poniendo a todo el auditorio en pie al interpretar el "Asturias, patria querida".