Europa ha apostado por una transición energética rápida, lo que eleva el riesgo de apagón de las centrales térmicas de carbón de Asturias. El Gobierno del Principado, la patronal FADE y los sindicatos UGT y CC OO de Asturias comparten "preocupación" porque señalan que sin térmicas de carbón otras tecnologías, previsiblemente las centrales de ciclo combinado, tendrán que dar respaldo al desarrollo de las energías renovables y hoy por hoy el gas es más caro que el mineral. Un aumento del recibo eléctrico pondría contra las cuerdas a la gran industria asturiana, porque tiene un consumo intensivo de electricidad y con esos sobrecostes perdería competitividad en los mercados internacionales en los que juega. Sin industria tractora, los efectos aguas abajo en la actividad y el empleo en Asturias serían demoledores.

Todo ese esquema parte de la posible clausura de las centrales de carbón. La directiva de renovables que acordaron en la madrugada del jueves el Parlamento Europeo, la Comisión y los gobiernos de los 28 establece que el 32% de toda la energía final consumida en la UE en 2030 deberá ser de origen renovable, cuando ahora apenas llega al 17%. Supone casi duplicar la tasa. Esta directiva se sumará a la de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que establece como objetivo también para 2030 una reducción de emisiones del 40% respecto a las de 1990, y a la del comercio de CO2, que establece medidas para encarecer el precio de los bonos de carbono.

En ese contexto, el carbón para generar electricidad se perfila como el gran perdedor de la lucha contra el cambio climático debido a los gases de efecto invernadero que expulsa cuando se quema. Además, el nuevo gobierno de Pedro Sánchez, con Teresa Ribera al frente del ministerio para la Transición Ecológica, ya ha dejado clara su apuesta por una descarbonización rápida al defender esta semana en la negociación europea un objetivo de renovables de hasta el 35% junto a los países más ambiciosos. El nuevo Gobierno de España tendrá que trasponer esa directiva europea que estableció finalmente el objetivo del 32% de renovables -cinco puntos más de los planteado inicialmente- y elaborar a partir de ella un plan energético nacional en el que ya se verá el impacto en las centrales térmicas de carbón de Asturias.

Pagos por capacidad

Jonás Fernández, eurodiputado socialista, destacó que también habrá que estar "pendientes de la futura directiva de mercado eléctrico, cuya negociación abordarán en los próximos días el Parlamento Europeo y el Consejo, y que definirá la posible participación de las centrales térmicas en los mercados de capacidad y, por consiguiente, su viabilidad". Las centrales térmicas de carbón y de gas reciben dinero por estar disponibles para respaldar la intermitencia de las renovables y esa directiva podría dejar fuera de esas ayudas a los grupos que más emisiones de CO2 tienen: los de carbón. Fuentes del PSOE señalaron que la postura de la ministra Ribera de cara a esa negociación es defender que esos pagos por capacidad se extingan para las térmicas de carbón en 2025 y que por ello la ministra mantiene esa fecha como "orientativa" para el fin de las centrales de carbón. Sin pagos por capacidad y un encarecimiento de los bonos de CO2, la viabilidad de las térmicas de carbón se evapora.

Ribera sostiene que el fin del carbón no tiene porqué elevar el precio de la luz porque la factura "depende de cuales sean las reglas que marquen el sistema de fijación de precios", señaló el jueves en una entrevista en la cadena Ser, en la que puso en entredicho, entre otros, los pagos por capacidad. Con sus declaraciones dejó entrever su intención de abordar una reforma en el sistema de precios desde un Gobierno que sólo tiene 84 diputados.

Todas las declaraciones y tomas de posición en Europa que está adoptando el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez tienen especial transcendencia para la continuidad de las centrales de carbón porque son señales para las compañías que aún no han tomado una decisión sobre las inversiones que deben efectuar para adaptar sus térmicas a la directiva de emisiones industriales (DEI), que tiene por objetivo reducir los vertidos contaminantes a la atmósfera. Y ese es otro elemento clave para supervivencia de las térmicas. Las centrales tienen de plazo hasta el 1 de julio de 2020 para contar con sistemas de desulfuración y desnitrificación, que exigen inversiones millonarias y un horizonte despejado de amortización.

Los siete grupos de generación eléctrica con carbón en Asturias, distribuidos en cinco centrales, generan dos tercios de la energía producida en la región y son claves para dar un suministro de calidad a la gran industria del Principado ante la limitada capacidad de interconexión eléctrica de Asturias. Las compañías energéticas tienen diferentes planes para sus centrales en la región:

Iberdrola. La compañía de origen vasco ya presentó un plan de cierre para su central térmica de Lada, en Langreo. La empresa está a la espera de autorización para desmantelar la planta. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, señaló que esta decisión se enmarca en el compromiso con la lucha contra el cambio climático. "Es el momento de pasar de las palabras a la acción", afirmó sobre una decisión que abrió un enfrentamiento con el anterior ministro de Energía, Álvaro Nadal, que puso en marcha los trámites para frenar el cierre de centrales rentables. A Iberdrola le mueven motivos medioambientales pero también estratégicos, porque la compañía es líder en España en energías verdes y tiene interés en que los infrautilizados ciclos combinados de gas (el 21% de su potencia instalada) funcionen en sustitución de las centrales de carbón (el 3% de su potencia instalada, muy por debajo de la de sus competidores Endesa, con el 21%; Gas Natural Fenosa, con el 16%; EDP, con el 24%; y Viesgo, con el 21%).

Gas Natural Fenosa. Cuenta con dos grupos de carbón en la central de Soto de la Barca, en Tineo. Fuentes de la compañía señalaron que "aún no se ha tomado una decisión" sobre si se invertirá o no en las medidas ambientales que precisan los dos grupos para seguir abiertos. Narcea 2, el más antiguo y el de menos potencia, carece de sistemas de desulfuración y desnitrificación, por lo que su continuidad parece muy difícil, mientras que Narcea 3, que desde 2008 cuenta con desulfuradora, precisa de un sistema de reducción de óxidos de nitrógeno. La compañía tiene de plazo hasta el 1 de julio de 2020, por lo que la decisión no se puede dilatar más y se va a tomar cuando el Gobierno de España emite señales de luz corta para el carbón.

EDP. La compañía que se hizo con los activos de la asturiana Hidroeléctrica de Cantábrico mantiene activos tres grupos de carbón en Asturias: Aboño I y II en Gijón y Soto de Ribera III en Ribera de Arriba. La empresa anunció el pasado marzo que en 2020 clausurará Aboño I, que carece de sistemas de desfulfuración y desnitrificación. Eso sí, aún se podría replantear la medida si hubiera un cambio de regulación que incluyera subastas de capacidad que retribuyeran a las centrales de carbón por su papel de respaldo en el sistema eléctrico, una posibilidad que se aleja con el nuevo Gobierno. Los otros dos grupos de carbón de EDP, Aboño 2 y Soto de Ribera 3, son los únicos en la región que ya cuentan con sistemas de desnitrificación tras una inversión de más de 90 millones de euros. "Acabamos de hacer una inversión muy significativa en Asturias en temas ambientales y seguiremos operando esas centrales mientras que el mercado lo permita y sea rentable", señaló Rui Teixeira en sus primeras declaraciones públicas en Asturias como nuevo consejero delegado de EDP España. La supervivencia dependerá de la rentabilidad, que podría caer en 2025 si sube el precio del CO2 y se eliminan los pagos por capacidad. No obstante la central de Aboño, la más potente de la región, es vital para dar un suministro de calidad a la industria electrointensiva del centro de Asturias (Arcelor-Mittal, Alcoa, Asturiana de Zinc...). De hecho, según apuntó Miguel Duvisón, director general de Operación de Red Eléctrica de España (REE), Aboño "está funcionando en muchos momentos porque el concurso de la red existente no es suficiente". Fuentes de REE explicaron que en muchas ocasiones, por precio de mercado, esa central no debería entrar en el sistema pero lo hace por resolución de restricciones técnicas, es decir, para garantizar un abastecimiento de calidad a la gran industria electrointensiva asturiana. "Bajo esa perspectiva es preciso reforzar la red y hay proyectos en la planificación que así se contemplan para evitar tener que utilizar generadores que introducen sobrecostes a los consumidores", señaló Duvisón en referencia al anillo de líneas de alta tensión del centro de Asturias que tramita REE.

Hunosa. La empresa estatal cuenta con una pequeña central térmica en Mieres, la de La Pereda, que quema parte de la producción de carbón de la compañía junto con estériles de escombrera. La presidenta de Hunosa, María Teresa Mallada, destacó "la necesidad" de que se mantenga una producción de carbón en la compañía más allá de 2018 -cuando deben cerrar los pozos no rentables y que recibieron ayudas- "para seguir manteniendo la térmica, que es una pieza clave en la empresa porque allí se está estudiando la captura de CO2" en una planta piloto. Su desarrollo podría ayudar a las térmicas a evitar el apagón si llega a tiempo.