La pregunta de "quiere la factura con IVA o sin IVA" tiene unas duras repercusiones para la recaudación fiscal que acaba de cuantificar un estudio publicado por la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) y dirigido por Santiago Lago-Peña, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Vigo. Según sus cálculos, esta economía sumergida supone una merma para las arcas del Fisco del 24,3% en el caso de Asturias, un poco más que en el conjunto nacional (23%).

El informe recoge datos de una decena de estudios, hasta ahora desperdigados, sobre este tema, en los que se compara a España con otros países y estima que este fraude se encuentra en un rango que abarca entre el 18,5% y el 24,5% del PIB. Asturias es la octava región española en la que mayor es la economía sumergida.

En sus conclusiones, el informe hace un balance histórico. Destaca que la economía sumergida aumentó de forma muy sostenida durante la década de los ochenta y la primera mitad de los noventa. A partir de entonces, las cifras crecieron de forma considerable. De hecho, desde mediados de esa década todos los estudios sitúan a la economía sumergida española por encima de la media europea.

Entrando en harina, el informe muestra que las regiones con unos mayores índices de economía sumergida en 2012, el último ejercicio en el que hay datos disponibles, fueron Extremadura (con una tasa del 29,1%), seguido de Andalucía (27,3), Castilla-La Mancha (27,2) y Canarias (26,1). Todas tienen una característica común: están situadas geográficamente en la zona sur de España.

Las menos "defraudadoras" son la comunidad de Madrid (16,2%), País Vasco (17) y Navarra (18). En esa clasificación, Asturias ocupa una clasificación intermedia. Está en el octavo puesto. Aunque los autores del estudio advierten de que los datos pueden estar contaminados debido a la diferente estructura productiva de las comunidades españolas, las variaciones en las tasas de paro o la divergente presión fiscal de cada territorio.

Para tratar de poner coto al auge de la economía sumergida los autores proponen mejores campañas de marketing que incidan en la merma directa que estas prácticas puedan tener sobre el gasto público.