El consejero de Industria, Isaac Pola, aseguró ayer que el posible cierre de la central térmica de Soto de la Barca (Tineo) tendrá importantes efectos no sólo sobre el empleo directo, también sobre las subcontratas ligadas a la planta y para el sector del transporte. Por lo tanto, señaló que "la preocupación es máxima".

La posible clausura "tiene unas implicaciones ramificadas que afectan a una parte muy relevante de nuestra economía regional y en particular a las comarcas mineras", señaló. Pola apuntó que el Gobierno asturiano ya ha expuesto de forma "contundente" su opinión sobre la transición energética que quiere impulsar el Ejecutivo nacional de Pedro Sánchez y en el que el carbón y las térmicas tienen poco encaje.

"Es un proceso que puede tener implicaciones muy graves sobre la economía regional y lo que propugnamos es que ese proceso de transición sea ordenado, programado, equilibrado y que no sea precipitado", señaló Pola, que advirtió que si no se hace bien puede conllevar una subida del precio de la energía eléctrica, lo que podría tener un fuerte impacto para las compañías electrointensivas asentadas en la región.