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Los primeros mineros de criptomonedas en Asturias: "Aún estamos en pérdidas"

Arturo Cuevas es uno de los pocos que practican esta minería informática en la región con varias tarjetas gráficas a las que se programa un algoritmo

Arturo Cuevas y Alejandro Fernández con el sistema que el primero utiliza para minar. Carolina Díaz

El ovetense Arturo Cuevas es minero, pero no tiene ni pico ni pala. Tampoco necesita meterse bajo tierra. Lo suyo es la tecnología. Horada las galerías de internet, pero lo que consigue no se parece en nada al carbón. Saca de las entrañas de las redes monedas virtuales como el etherum (similar al bitcoin, pero con un menor valor al cambio). Sus herramientas son una serie de tarjetas gráficas a las que ha acoplado varios ventiladores para evitar que se calienten demasiado, y a las que ha programado un algoritmo que es el que se encarga de hacer el trabajo sucio. De hecho, para Cuevas esto ni siquiera es un empleo. Lo hace, asegura, por afición y a título particular. Echando cuentas, ni siquiera le sale rentable por el momento. La cotización de estas criptomonedas ha caído tanto en los últimos meses que gasta más en la factura de la luz que en lo que lo que sacar del pozo de la red. Aún trabaja con pérdidas, pero las perspectivas son buenas. "Hay que ir guardándolos y esperar", asegura.

Vive de la academia de tai chi que tiene en Gijón y de una compañía (Tao TBC) que ha montado junto a su amigo Omar López (también minero por afición) y desde la que organizan cursos y actividades relacionadas con el "blockchain" y todo lo relacionado con estas monedas virtuales.

Cuevas no mina bitcoins, la criptomoneda más popular de la red y que hace unos meses llegó a cambiarse por más de 20.000 euros. "No lo hago porque una máquina para minar bitcoins vale como 3.000 euros, produce un calor y un ruido desorbitante y están siempre agotadas. Es inviable porque para minar uno necesitas gastar, al precio de la luz actual, unos 11.000 euros", señala. Un negocio ruinoso. Las cuentas no cuadran. Lo que pica el ovetense de internet son todas las monedas ligadas a un algoritmo (que los propios creadores de estas criptomonedas cuelgan en la red para que los mineros lo usen) y que procesan sus tarjetas gráficas. Entre ellas está etherum, por ejemplo. La condición es que ese sistema que ha desarrollado esté conectado constantemente a la red, produciendo sin parar. Es lo que en el argot informático se conoce como "proof of work" (prueba de trabajo). Con lo que la máquina pasa a formar parte de una inmensa cadena de bloques, como un gigantesco equipo de trabajo, el llamado "blockchain". A consecuencia de todo esto, el precio de las tarjetas gráficas ha subido con cierta fuerza en los últimos meses.

"Un etherum a día de hoy cuesta minarlo...". Cuevas hace una pausa para hacer los cálculos mentales. "Unos trescientos euros", añade. Pero su valor en el mercado son unos cuatrocientos euros. El ovetense tiene un par de máquinas para minar, todas equipadas con sus tarjetas gráficas, y que consumen un buen pellizco en la factura de la luz. Cada una de ellas saca 0,4 etherum al mes de las galerías de internet.

"Tienes que tener en cuenta el coste de la energía, la dificultad de lo que cuesta minar y el valor que tiene esa moneda en el mercado. Es probable que te saliera rentable minar cuando etherum estaba en 1.200 dólares, pero ahora...", señala Alejandro Fernández, responsable de la asociación Asturias Blockchain y Criptomonedas, que se encarga de organizar, de forma desinteresada, charlas y eventos sobre esta nueva tecnología.

Aún hay pocos mineros, y todos habitan por el Norte, ya que en el Sur es casi imposible minar debido a que el calor recalienta estas tarjetas gráficas. Así es la nueva minería.

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