La clausura precipitada de las centrales térmicas de carbón subiría el precio de la electricidad alrededor de un 12% y pondría en peligro los cerca de 25.000 empleos asociados a las grandes industrias asturianas intensivas en consumo eléctrico y que son muy sensibles a cualquier cambio en la factura. Fueron las principales conclusiones del debate que ayer organizó en Oviedo la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) para analizar "El impacto de la descarbonización en las empresas".

En la mesa redonda participaron el presidente de la FADE, Belarmino Feito; el consejero director general de EDP España, Javier Sáenz de Jubera; el presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón, Laureano Lourido, y el ex presidente de la patronal Carbunión y miembro de la Comisión de Expertos sobre Transición Energética Óscar Lapastora. En el abarrotado salón de actos de la Cámara de Comercio de Oviedo había una nutrida representación de empresarios asturianos y de la vecina Castilla y León, técnicos del sector energético, sindicalistas y ecologistas.

Feito abrió el debate dejando claro que "todos estamos de acuerdo con los objetivos de descarbonización pero hay muchas formas de alcanzarlos". En esa línea señaló que el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez ha dado un golpe de timón en el rumbo de la transición energética para coger un camino más corto que incluye el cierre de centrales térmicas de carbón y que puede tener efectos letales para la economía asturiana. Feito destacó que más allá de los 500 empleos directos y otros tantos de subcontratas vinculados a las térmicas de Asturias, hay que tener en cuenta también los efectos en el puerto de El Musel y en la logística del movimiento del carbón y, sobre todo, en la gran industria electrointensiva, con empresas como Arcelor-Mittal, Alcoa y Asturiana de Zinc, con 7.000 empleos directos y unos 25.000 si se suman los indirectos.

Laureano Lourido se centró en los impactos en El Musel y en la logística y destacó que el puerto mueve al año entre 20 y 22 millones de toneladas de mercancías y el 23% se corresponden con carbón térmico, que genera una facturación anual de 7 millones de euros sin la cual el puerto volvería a tener números rojos . Si a esa cifra se suman los servicios de prácticos, remolcadores... "el dinero que se dejaría de recaudar se elevaría a entre 9 y 10 millones al año", destacó Lourido, que añadió que sin el carbón la terminal de graneles sólidos, la EBHI, registraría un recorte del 40% en su facturación en un momento en el que la Autoridad Portuaria quiere vender su participación.

Tanto Javier Sáenz de Jubera como Óscar Lapastora destacaron que la eliminación del carbón en el mix energético, con el actual sistema de formación de precios marginalista, elevaría el precio de la electricidad. Saénz de Jubera apuntó que, según los datos que maneja EDP, si en 2016 se hubiera eliminado el carbón el precio de la electricidad habría subido el 16% y en 2017 el 8%. De media es un 12%.