El tren de carril de Arcelor-Mittal suma dos años en números rojos y en una delicadísima situación económica. La dirección de la siderúrgica puso durante esta semana cifras a esta fuga de agua en varias reuniones internas con los representantes de los trabajadores. Cada mes esta instalación pierde un millón de euros. Para taponar el agujero, la multinacional ha pedido a los sindicatos un acuerdo rápido para reorganizar el trabajo dentro del taller que, curiosamente, no traería consigo una perdida de empleo. Bastaría con cambiar los turnos laborales para hacerlos más eficientes, sostiene la compañía.

De mantenerse las pérdidas, Arcelor ha llegado a amenazar con que la instalación corre peligro de cierre. En concreto, asegura que si para diciembre no se ha cortado esa fuga se comenzará a estudiar una posible clausura. Tras conocer la postura de la multinacional, los sindicatos no han ocultado sus críticas. Cargan contra la dirección de la empresa por amenazar con el cierre cada vez que se produce algún problema en los talleres asturianos. Recientemente, Arcelor utilizó la misma estrategia durante las negociaciones del plan de productividad para el tren de chapa que se saldó finalmente con la salida, mediante prejubilaciones, de 32 trabajadores de esta instalación. La crisis quedó entonces resuelta.

Los sindicatos, de hecho, han puesto sobre la mesa una contrapropuesta que incluiría un aumento de la plantilla para poder acometer en mejores condiciones la reorganización del trabajo que reclama Arcelor. Pero la dirección de la multinacional no está por la labor de fichar a nadie.

Fuentes sindicales aseguran que la siderúrgica pretende con este plan de acción equilibrar económicamente el tren de carril. "Nos han dicho que les bastaría con que deje de perder dinero", señaló un representante sindical. El caso es que esta instalación ha recibido fuertes inversiones durante los últimos años para mejorar su producción. Ahora es capaz de hacer vías de tren de una mayor longitud, calidad y dureza. Pero ha tenido problemas para poder colocar este producto en el mercado.

En concreto, con las reformas llevadas a cabo, las instalaciones de Veriña tienen capacidad para fabricar raíles de hasta 108 metros de longitud frente al anterior tope de 90 metros. Pero, sostienen los sindicatos, el acabado final no fue, al principio, todo lo bueno que se esperaba. Pese a todo, el taller tiene una buena carga de trabajo.