Frente común de las grandes empresas asturianas contra una "descarbonización exprés" y ante el riesgo, advierten, de que la transición hacia un modelo energético más limpio puede acabar llevándose a sectores completos por delante si no se hace de forma correcta. Portavoces de firmas de gran peso en la economía regional verbalizaron ayer en Oviedo sus dudas sobre la velocidad con la que España y la Unión Europea se plantean abordar esos cambios. Una de las más explícitas fue Esther Alonso, responsable de Energías y Medio Ambiente de Arcelor-Mittal España: "Si la normativa no atiende a nuestra realidad, lo que pude pasar es que la industria del acero desaparezca en Europa", espetó.

En el punto de mira de las críticas de la directiva de Arcelor estaba la UE y su propósito de meter un tijeretazo en los derechos gratuidos que para emitir CO2 tienen sectores como el siderúrgico. Sus advertencias y otras análogas que se escucharon en Oviedo, durante unas jornadas sobrela descarbonización, llegan en vísperas de la reunión que mantendrá hoy el presidente de Asturias, Javier Fernández, con el del Gobierno español, Pedro Sánchez, con los efectos de la transición energética entre los puntos principales del encuentro.

Esther Alonso ilustró sus malos augurios apoyándose en datos. "La Unión Europea se ha convertido en el adalid de la lucha contra el cambio climático cuando solo representa el 15% de las emisiones de CO2 a la atmósfera", explicó. Sin las cautelas necesarias el riesgo de deslocalización es alto, sugirió. "El acero se va a seguir fabricando y puede ocurrir que acabemos exportando trabajadores e importando acero", advirtió como si se tratara de una distopía sacada de algún libro de Philip K. Dick.

La portavoz de Arcelor puso de relieve que uno de los riesgos de esta transición energética es que "por primera vez se está legislando antes de que las tecnologías estén diseñadas". Muchas técnicas aún están verdes. "No hay que fiarlo todo a la improvisación", alertó Manuel Sánchez, director general de negocios de redes de Viesgo. El directivo expresó también una reclamación que respaldaron sus compañeros en la mesa de debate: "Una transición ecológica, como toda reconversión, tiene que hacerse con sensibilidad social". Un punto de vista que han venido compartiendo durante estas últimas semanas empresarios, sindicatos y partidos políticos de la región.

Una de las consecuencias de pisar demasiado fuerte el acelerador de la transición energética es que el precio de la luz pueda subir de forma notable, sobre todo si el cierre de las térmicas alimentadas con carbón se hace de forma apresurada. Así lo explicó Javier Sáenz de Jubera, consejero director general de EDP España. "Cuando tienes diferentes fuentes de energía y eliminas una, el precio sube", sostuvo. La clave está en la velocidad que tome la descarbonización. En España se generan unos 10.000 megavatios mediante carbón, cantidad que el Gobierno pretende reducir apostando por un cierre de las térmicas. El problema, remarcó Jubera, es que el empuje de las energías renovables para ocupar ese hueco es aún débil.

Esther Alonso, de Arcelor, criticó que el precio de la energía ya es un problema de primer orden para muchas industrias. "España es uno de los países en los que es más alto", aseguró. Y añadió: "Esta semana, de hecho, ha pegado un subidón en toda Europa". Un problema añadido es que en el mercado nacional hay una fiscalidad que, denunció, encareceaún más el coste para las industrias. "Nosotros consumimos en Asturias 2,4 teravatios, así que hagan cuentas...", planteó.

Pese a que una mayoría de las intervenciones de estas jornadas, organizadas por el Instituto de Desarrollo Económico del Principado (Idepa), Thyssenkrupp y el diario "El Economista", llamó a estar alerta sobre las consecuencias de un final acelerado del uso eléctrico del carbón, también hubo quien quiso ver el lado positivo y señaló que ese proceso puede suponer una oportunidad. Uno de ellos fue Lukas Lüke, jefe de Producto de Almacenamiento de Energía e Hidrógeno de Thyssenkrupp, que señaló que Asturias reúne las condiciones para convertirse en un polo de la investigación sobre la transición energética. Citó que su compañía está trabajando en el centro de I+D que tiene en Gijón en crear un sistema para traer la electricidad que generen las torres eólicas marinas (el llamado offshore) a tierra. El proceso es más complicado de lo que parece.

Reinhold Achatz, vicepresidente de Tecnología, Innovación y Sostenibilidad de Thyssenkrupp, aseguró que la compañía está desarrollando un nuevo sistema para captar los gases que generan los hornos altos de la industria del acero y aprovecharlos energérticamente. Algo que ya hacen Arcelor y EDP en Veriña y Aboño.