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Las empresarias que se lanzan con red

"Hay que asumir riesgos, pero con cabeza", señalan cinco asturianas que abren negocio con apoyo de la Escuela de Emprendedoras

La castrillonense Elisa García Álvarez, licenciada en Pedagogía, acaba de poner en marcha en Piedras Blancas su propio negocio, "un sueño" que ha alcanzado tras haber sido madre y verse fuera del mercado laboral. Se trata de un centro de formación especializado en niños y jóvenes con necesidades de aprendizaje para mejorar sus resultados académicos y en el que también ofrece asesoramiento a las familias. "La crisis se ha cebado especialmente con las mujeres. Llevo trabajando desde los 17 años, pero con la crisis y al nacer mi hija me vi fuera del mercado laboral. Ahora, al lanzar mi propio negocio, he cumplido un sueño", explica.

García Álvarez es una de las 51 asturianas que ha buscado asesoramiento este año en la Escuela de Emprendedoras y Empresarias de Asturias, con sede en Avilés. Cinco de ellas han puesto en marcha sus propias empresas en el primer semestre del año y está previsto que más proyectos fructifiquen en los próximos meses. Han germinado en el centro desde su creación más de 80 pequeñas y medianas empresas lideradas por mujeres.

La coordinadora del centro, Flor Álvarez, concluye que las asturianas que pasan por la escuela emprenden más por necesidad que por vocación: "Eligen el trabajo por cuenta propia como una salida profesional. El trabajo por cuenta ajena flojea y las mujeres a determinada edad tienen más difícil insertarse en el mundo laboral", afirma. El 43% de las usuarias de la Escuela de Emprendedoras, que ahora gestiona la Fundación para el Fomento de la Economía Social (antes lo hizo Valnalón), tiene entre 40 y 50 años y más de la mitad cuenta con formación universitaria.

Cambiar la forma de consumir literatura es el objetivo de La Crisálida, el proyecto empresarial que impulsa la maestra corverana Conchi Vicente con la ayuda del centro que coordina Flor Álvarez. Se trata de un espacio literario para promocionar la lectura que ofrece otros servicios, como orientación y talleres. Se trata de un espacio virtual ("Primero lo lanzaré en internet", explica la emprendedora) pero el objetivo es poner en marcha también un espacio físico. "En mi caso el emprender responde a una satisfacción, me encanta la literatura infantil y juvenil, y a una necesidad personal, como es la conciliación", explica Vicente, que tiene dos hijos de dos y once años.

Las mosconas Arancha Madrigal y Tatyana Arango, madre e hija, ganadera y maestra, abrirán en los próximos meses un alojamiento turístico en Las Regueras con miras a los peregrinos del Camino Primitivo. Su negocio surge del sueño y de la necesidad. "Trabajé en animación turística fuera de Asturias, volví a casa y mi madre siempre tuvo la ilusión de gestionar una casa de comidas. Primero tuvimos muchos problemas para encontrar una casa, ahora llevamos 23 meses con el proyecto, pero esperamos poder abrir pronto. Lo más complicado han sido los trámites burocráticos, hasta el punto de casi tirar la toalla", afirma Tatyana Arango.

La avilesina Yolanda Castelo encontró en el desempleo el empuje definitivo para lanzar su propio negocio, un comercio de infusiones al peso que confía abrir en otoño en Piedras Blancas (Castrillón). "Trabajé para una multinacional de ventas de productos cosméticos y cerraron mi zona en marzo. Tenía horario libre y ya solo me veía trabajando para mí. Creo que si no se emprende más es por miedo", sostiene.

Todas ellas coinciden en que los servicios y orientación que ofrece la Escuela de Empresarias "ha sido clave" para lanzar sus proyectos. "Aquí te abren los ojos, hay que asumir riesgos, pero con cabeza", concluyen.

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